A ciertas alturas de la vida todo se vuelve intrascendente o esencial. Depende de las vidas, de las almas, de los cuerpos, de la carne. Explorar las emociones humanas con Rosa Montero es emprender un viaje que te conmociona, te atraviesa y se instala en tu memoria como si fuera un recuerdo propio. En cierto modo lo es.