Pepe Trivez

Archive for the ‘personal’ Category

Mis pequeños propósitos de (auto) cuidados

In a mano alzada, personal on noviembre 17, 2021 at 9:01 pm

Después de un día largo de trabajo, de clases y correcciones, de tutorías y gestiones, de programaciones y documentos… hoy hemos tenido un encuentro de profesores para hablar de “salud mental”, de cuidados, de prioridades, de personas.

He tratado de escuchar con atención plena y he hablado (de más, como siempre) con el corazón en la mano, con vehemencia, convicción y sin filtro. He tratado de mirar, de mirarnos a todos, de re-conocer a mis compañeros, de escucharles, de atender a sus palabras y a las emociones que se expresan con silencios, con digresiones, con ejemplos o simplemente con miradas. 

Hemos puesto sobre la mesa (o sobre el pupitre, mejor) nuestra preocupación sincera, nuestra conmoción, nuestro temor y temblor ante el dolor de algunos de nuestros alumnos, ante la tristeza y la depresión, la ansiedad y el miedo… todo eso que siempre ha estado ahí y que la pandemia ha sacado (para mal y para bien) a la luz. 

Al final, como siempre, A. nos ha invitado a poner peldaños, poco a poco. Y después de escuchar “lo posible” y “lo improbable” me he sentado a escribir estos pequeños propósitos de (auto) cuidados.

Ponerme a escribir es cuidar, es cuidarme. Es cuidar las palabras que a veces salen a borbotones de mi boca y resultan más espinas que bálsamo, balas que ladrillos. Es elegirlas con cuidado, es recordar que las palabras no son inocentes y que tengo la capacidad (y la responsabilidad) de usarlas como puente, como puerta, como salvavidas.

Recoger a M. de Baloncesto, escuchar que Gonzalo y Fernando se han pegado en el patio, que en Alemán le han puesto un negativo por olvidarse (otra vez) de hacer los deberes, escucharle rapear en su habitación mientras “lucha” contra la pereza que le da “ponerse” otra vez con más deberes. Dejar este artículo a medias y sentarme con él a hacerlos.

Esperar a que A. vuelva de cuidar a sus padres, preparar la cena, charlar un poco los tres juntos. Mirarlos a los dos. Verlos reñir y quererse como solo pueden hacerlo madre e hijo. Disfrutar de ese momento.

No pensar demasiado. No mirar el correo. No atender mensajes. No responder inmediatamente a ningún requerimiento que venga a través de las pantallas. Hacerlo en cambio con los que vienen cara a cara. 

Apuntar todo lo pendiente en la agenda. Y cerrarla. 

Dejar que la cabeza y el corazón también descansen. 

Leer un ratito mientras M. mira la tele y A. consulta (por primera vez en todo el día) las noticias de aquí y de allá (y de Cádiz).

No quedarme en los detalles irritantes, en la palabra fuera de tono, en el escepticismo, en la ironía o en las reacciones desabridas. No fijarme en la piedra en el zapato. Disfrutar el camino. 

Pensar y repensar lo vivido. Dejarlo reposar. Sin moverlo. Dejar que los posos se queden en el fondo y la superficie se vuelva transparente. 

Olvidar (o al menos intentarlo) los desplantes, las miserias, las torpezas. Recordar las miradas, las risas, la complicidad de mis compañeros, de mis alumnos, de M., de A..

Olvidar (o al menos intentarlo) las grandes empresas, los grandes proyectos, los resultados espectaculares y vistosos. Recordar que lo mejor que tengo para compartir (con mis alumnos, con mis compañeros, con los “másmíos”) es mi tiempo. Hacer que ese tiempo sea SIEMPRE de calidad. Sin la cabeza en otra parte, sin la mirada de reojo al reloj de la pared. Hacer que ese tiempo, lento, pausado, consciente y dedicado sea el primer paso para cuidar, para cuidarme, para cuidarnos.

Seguiré aplaudiendo

In a mano alzada, opiniones, personal on mayo 18, 2020 at 9:15 am

El domingo salimos por última vez a los balcones a aplaudir. Marcos, Asun y yo. Los tres. Durante 50 días hemos detenido las tareas, los juegos, las series, el trabajo, la lectura… cada día a las 19:58 para salir y homenajear a los que tanto tanto han dado en estos tiempos difíciles. Arancha, mi cuñada, ha sido un ángel en la UCI para muchos cuando todos nos sentíamos encogidos por el miedo. Y por eso, cada día, sin falta, aplaudíamos en silencio.

Y ahora que todos nos “des-confinamos”, que andamos de “des-escalada”, que poco a poco nos disolvemos de nuevo en el interior de nuestras casas… quiero hacer un voto solemne, una promesa a mí mismo, un propósito, una declaración de intenciones, un contrato vinculante: Yo, seguiré aplaudiendo.

Seguiré aplaudiendo a los sanitarios que lo han dado todo, sin esconderse, sin reblar, sin ponerse de perfil. Seguiré aplaudiendo a los que, conscientes del peligro más que nadie probablemente, se enfrentaban largas jornadas sin condiciones al desconcierto, al miedo, a la improvisación. A los que han contenido esta pandemia y a los que siguen haciéndole frente, en silencio, sin hacer ruido.

Seguiré aplaudiendo a todos los que han sacado lo mejor de sí mismos en momentos duros, ásperos. A los que en lugar de encerrarse en su cómoda intimidad han salido a los balcones, a las redes, a la “plaza pública”… para compartir su arte, su música, sus recursos, su esperanza. 

Seguiré aplaudiendo a los que han sido capaces de aplazar la crítica y han arrimado el hombro. A los que aun sabiendo que no todo es perfecto han hecho “lo mejor posible” en cada gesto, incluso en el más sencillo. A los que se quedaron en casa. Y a los que no lo hicieron para atender a los demás, para cuidar, para proteger.

Seguiré aplaudiendo a los que han afrontado el reto, día a día. A los políticos honestos que han procurado adoptar las medidas necesarias. A los funcionarios, técnicos, científicos que han puesto su saber (y su ignorancia) al servicio del bien común, exponiéndose a la crítica, a veces salvaje e irracional, asumiendo responsabilidades.

Seguiré aplaudiendo a todos los que querido ver lo bueno, a todos los que han tratado de ver en el desastre una oportunidad, a los que siguen luchando (y lo seguirán haciendo) porque de la crisis salgamos más fuertes, más conscientes, más solidarios, más humanos, mejores. Sin que nadie quede atrás. 

A partir del lunes, aunque no salga al balcón con mi familia, yo… seguiré aplaudiendo.

Una (pequeña) lección de pedagogía

In a mano alzada, de escuela, opiniones, personal on noviembre 26, 2019 at 4:15 pm

El trabajo en una Biblioteca Escolar tiene momentos inolvidables que iluminan no solo el trabajo sino la vida de cualquier docente. Hoy en la sala de silencio he podido disfrutar de una «lección de pedagogía». Kuki, una profe y maestra ha invadido la sala mientras sus alumnos de Historia de Primero de Bachillerato leían en la sala contigua… Ha ido llamando a sus alumnos uno a uno para comentar los resultados de la primera evaluación. Nada que no haya visto o escuchado antes. Sin embargo, he tenido la oportunidad de ser testigo de cómo la «relación» con los alumnos, el análisis riguroso, la empatía, la hondura y la profesionalidad pueden dar luz y sentido al proceso de enseñanza aprendizaje… He sido testigo de una (pequeña gran) lección de pedagogía.

Lo escribo para no olvidarme. Lo escribo para aprender y para recordar lo aprendido.

He visto como una profesora de Historia… hacía todo esto:

Preguntar. (y ESCUCHAR). Dejar que los alumnos lleguen a sus propias conclusiones, que señalen sus errores y hagan una valoración de su esfuerzo. Ayudarles a hacerse conscientes de sus límites y, sobre todo, de sus posibilidades.

Analizar. Con rigor, con cariño, con ternura y vigor… Señalar los errores sin regodearse en ellos, destacar los aciertos con entusiasmo. Ser exigente y cariñosa al mismo tiempo. Pedirles rigor, claridad, buen comportamiento, implicación…

Animar. A cada uno en aquello que se intuye que flojea, a cada cual según su forma de ser… Sonriendo al huraño y poniéndose seria ante el superficial… Haciendo del momento de la evaluación un momento para aprender, para tomar fuerzas, para re-armarse.

Acompañar. En el (apasionante) proceso de aprender. Acompañar con delicadeza. Sugerir sin forzar (¿te ayudaría llevar un cuaderno? ¿y si usas un bolígrafo más fino para que la letra sea más clara?). Re-leer el trabajo realizado y ayudar a comprender lo vivido.

Acordar. Arrancar compromisos, provocarlos de forma natural, dejar que sean ellos los que se marquen objetivos, sean ambiciosos y se hagan propuestas y propósitos de mejora.

Proyectar. Lanzar hacia el futuro las (buenas) intenciones y los deseos de sus alumnos. Proponer medidas, cambios… marcar el camino, servir de brújula, orientar.

y CONFIAR. Al final y a todos y a cada uno de sus alumnos -sean cuales sean sus resultados- la misma frase: «…confío en las personas, en su capacidad para mejorar, para progresar, para hacer mejor las cosas… CONFÍO EN TI, y estoy deseando ver hasta dónde puedes llegar…».

Autopublicación SÍ Autopublicación NO

In a mano alzada, LIJ, opiniones, personal on marzo 22, 2018 at 6:15 pm

Lo reconozco. No lo tengo claro.

En muchos foros he escuchado razones a favor y en contra de la autopublicación (y autoedición) de literatura infantil y juvenil (y de la «otra»). Durante mucho tiempo he dejado mi juicio en «suspenso». He leído (y reseñado) autores que habían comenzado su obra desde la «autoedición» (véase PORQUÉ LEER «Invisible») y me han resultado de tanta calidad y con tanto valor como aquellos que habían empleado los medios «tradicionales» para dar a conocer tus obras. También he leído obras publicadas en papel que no merecerían (a mi juicio) haber llegado a los canales de distribución. Y viceversa. En todo esto también siempre hay un viceversa.

Conozco de primera mano la labor de muchos editores (de grandes y consagradas editoriales y de pequeños y alternativos proyectos editoriales) y valoro sin lugar a dudas y sin ambages la labor de edición: el criterio, el rigor, la experiencia, el filtro que supone la edición de un texto lo hacen sin duda (casi siempre) una obra mejor.

Conozco también (y a veces me lamento y otras me congratulo) la gran cantidad de libros que se publican al año, sobre todo en el ámbito de la LIJ. Probablemente no hacen falta más.

Y ¿por qué entonces esta reflexión?

Pues porque como cada crítico que se precie, cada editor, cada profe de literatura (nótese la ironía, por favor) mi corazón (y el cajón de mi escritorio) esconde algunas historias que no han encontrado eco en las editoriales tradicionales. Y sin más pretensión que dar a leer aquello que un día me dio por escribir… he decidido AUTOEDITARME o AUTOPUBLICARME… En fin. Poner a disposición de quien quiera leerla una novelita que escribí más con las entrañas que con la cabeza o el talento…

Sin entrar en polémicas. Sin resolver mis dudas. Ahí lo dejo. Por si alguien lo aprovecha. O lo disfruta. O las dos cosas. O ninguna.

 

Podéis leer y descargar la novela aquí: https://www.casadellibro.com/ebook-gorda-ebook/9788483267622/6355952

O en Amazon (de pago, no admite descarga gratuita) aquí: https://www.amazon.es/dp/B07BNGZMQ4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1521817300&sr=8-1&keywords=gorda+pepe+trivez

 

encuentro de bloggers

In a mano alzada, opiniones, personal on marzo 16, 2017 at 2:38 pm

Soy un bloger. No lo sabía. Pero eso me han dicho. Que soy un bloger y que apalabrazos se lee ¡qué maravilla! Comencé con este blog como un proyecto personal que acabó siendo profesional (me cuesta poner límites, así en general). Unos chicos muy emprendedores que están haciendo cosas muy interesantes tuvieron la idea de juntar a 7 blogeros aragoneses para conocernos… Fue una experiencia muy interesante. Para variar me encontré con algunos ex-alumnos 🙂 Simplemente charlamos….

Si tuviera que elegir… De bibliotecas y escuelas…

In a mano alzada, de escuela, opiniones, personal on noviembre 24, 2015 at 7:58 pm

-Profe, si tuvieras que elegir entre dar clase o seguir llevando la BBLTK ¿qué escogerías?

Después de dudar -no demasiado, la verdad- y de un silencio algo incómodo decido responder. Siempre es bueno dar respuesta a sus interrogantes.

-Si solo pudiera hacer una de las dos cosas, Fran, me quedaría con la BBLTK.

-Pero ¿no preferirías trabajar en una Biblioteca de verdad?

-¿Cómo que… «de verdad?

-Pues una que no estuviera en un colegio…

El silencio se hace más largo y yo me quedo descansando en él (en el silencio, digo).

Para mis alumnos la BBLTK es un lugar de libertad, un lugar mágico donde las clases son lectura y la lectura, placer. Mis alumnos saben que la BBLTK es mi pasión, que soy feliz leyendo, escogiendo, ofreciéndoles libros. Mis alumnos saben de mi pasión por las palabras y los libros.

Y… sin embargo… les parece un trabajo de segunda. No solo la BBLTK sino sobre todo… una biblioteca… ESCOLAR. Escolar es un apellido triste, pobre… de segunda. Escolar es aquello que NO es la vida. Escolar es un ensayo, un laboratorio, un fingimiento. Por eso les cuesta entender que la biblioteca escolar ES biblioteca y ES escuela. Que es real. Que es importante.

Ni la historia reciente, ni los recortes, ni la escasa -y a veces arbitraria- selección de fondos en las bibliotecas escolares… han ayudado a cambiar esta impresión. Un aula sobrante, un puñado de títulos de «prescripción», viejas enciclopedias y diccionarios y anaqueles con llave para guardar los libros… son a menudo la única referencia que nuestros alumnos tienen de lo que debería ser… el corazón de la escuela: la biblioteca, ESCOLAR, por supuesto.

Para muchos, el fomento de la lectura es algo SUPERADO, algo adquirido con la alfabetización que ha transformado la educación de nuestro país en las últimas décadas. Todos (o casi) nuestros alumnos son capaces ya de leer y escribir correctamente (aunque el nivel de comprensión se justito según todos los estudios e informes). Todos (o casi) nuestros alumnos son lectores funcionales. Algunos incluso voraces… y sin embargo…

Hoy más que nunca hace falta trabajar a lomo caliente para formar no ya lectores sino lectores CRÍTICOS, AUTÓNOMOS, MADUROS y SOCIALMENTE RESPONSABLES.

Hoy más que nunca es necesario poner en cuestión, abrir, mirar, dejar «lugar a dudas», indicar caminos, señalar alternativas, descubrir las raíces y contrastar las fuentes.

Hoy más que nunca es necesario dar de leer, dejar hablar, enseñar a escuchar, a mirar, a leer entre líneas, mostrar incoherencias, descubrir trampas..

Por eso… hoy más que nunca es necesario enseñar a LEER. Por eso, si tengo que elegir, me quedo con la BBLTK, escolar, claro.

Mi biblioteca (LIJ) soñada. Día de la biblioteca 2015

In a mano alzada, de escuela, Declaración de intenciones, LIJ, personal on octubre 24, 2015 at 7:00 pm
LOGO PEQUEÑO BBLTKSueño con una biblioteca en la que Begoña Oro lea cuentos a los niños mientras les guiña el ojo a los padres. Donde David Lozano imagine crímenes y esconda los cadáveres en las estanterías más oscuras. Una biblioteca en la que David Guirao nos re-construya y nos dibuje entre lobos, niños, heroínas y narices… Donde César Mallorquí esconda todos los libros de Julio Verne para que nadie le copie las ideas. En la que Ana Alcolea escuche ópera y recuerde sus viaje. Una biblioteca en la Fernando Lalana hipnotice a los niños y Pepe Serrano provoque risas que no puedan acallase bajo ningún sssssssh bibliotecario. Donde los niños de Olga de Dios tengan caras de color morado, verde y azul. Donde resuenen palabras como kalandraka y los libros de nube ocho floten cerca del techo.
Sueño con una biblioteca en la que en lugar de cdu tengamos una clasificación que diga. Sensibilidad: Paloma Muiña, Patricia Garcia-Rojo. Aventuras: David lozano. Reflexión: Ricardo Gómez, Gonzalo Mouré… Honestidad: Sierra i Fabra. Fantasía: Laura Gallego. Misterio: Lozano y Ruiz Zafón. Frescura: Javier Ruescas, LITERATURA (así con mayúsculas) Matute y Martín Gaite.
Una biblioteca donde Sendak, Rodari, Dahl, Ende, Barry, Carrol, no estén “ilustrados” sino en las manos, en los ojos, en los labios, en el regazo de niños y mayores. Una biblioteca donde todos los cuentos se hagan palabras y todas las palabras se las lleve el viento.
Sueño con una biblioteca en la que los booktubers graben videos a escondidas, donde los profes de lengua encuentren lecturas NO obligatorias, donde la novela gráfica y el cómic tengan un sitio al lado de los libros de filosofía, donde los papás se sienten en el suelo y los niños lean en voz alta. Un lugar donde jugar al ajedrez a gritos y llorar y reír en silencio.
Sueño con una biblioteca donde se presten sueños. Abierta siempre para renovarlos. Y con un buzón enorme para devolver los malos rollos y la tristeza.
PD: Me faltan cientos y cientos. Me faltan libros y más libros. El sueño de hoy ha sido así a bote pronto. Lo que salió del corazón bibliotecario un poco triste porque el día de la biblioteca cayó en sábado y me pilló de vacaciones.

El mejor trabajo del mundo. Día de las bibliotecas 2014.

In a mano alzada, opiniones, personal on octubre 22, 2014 at 11:59 am

raton-primaria-sin-fondo-webTengo… el mejor trabajo del mundo.raton secundaria sin fondo web

Leo. Leo mucho. Leo cuentos (y, a veces, cuentas). Leo hermosas imágenes. Leo cómics. Leo poesía, versos e historias. Leo ideas y emociones. Leo.

Viajo. A lugares lejanos, hondos, de adentro afuera… Viajo por los siete mares. Viajo a lugares que no existen. Viajo a lugares que nunca existirán. Me siento en la silla y vuelo lejos o me sumerjo o me extravío.

Escribo. Lo que se me ocurre. Lo que me estalla dentro. Lo que no me aguanto. Lo que apasiona. Escribo para recordar y escribo para compartir la memoria. Escribo para seguir leyendo.

Hago regalos. Regalo sonrisas, aventuras, emociones fuertes o sutiles. Regalo minutos. Regalo silencio y calma. Regalo vidas y regalo vida. Y viajes, y lecturas y palabras, sobre todo palabras. Regalo palabras.

Trabajo en equipo. E. me pone las pilas. S. me calma. E. me pone los pies en el suelo. S. sopla fuerte cuando empiezo a batir las alas. E. encuentra niños, personajes, joyas, secretos. E. lo guarda todo (también las cajas), lo amontona todo. S. clasifica, cataloga, ordena, reordena. Las dos sisean fuerte al menos 100 veces al día.

Elijo. Comparo: rechazo y acepto. Puedo escoger. Trabajo con lo nuevo y con lo viejo. Mi mesa está siempre llena, abarrotada.

Sugiero, invito, provoco. Acompaño a otros un trecho del camino. Del mostrador a los estantes. De la puerta al sillón.

Busco (y encuentro) tesoros, algunos brillantes, otros extraños, sorprendentes. Todos valiosos.

Aprendo. Aprendo cada día. Aprendo de lo que leo, de lo que escribo, de lo que busco, de lo que encuentro (y de lo que no), de lo que me piden y de lo que doy. Aprendo cosas y aprendo a vivir mejor. Aprendo de mis compañeras y de los que nos visitan. Aprendo cientos de nombres que no conocía. Aprendo. Mucho.

Tengo… el mejor trabajo del mundo. Soy Bibliotecario.

10.000

In a mano alzada, de escuela, LIJ, opiniones, personal, REFLEXIÓN LIJ on julio 22, 2014 at 8:26 pm

10000 copiaEn un tiempo en el que los números nos emborrachan, nos abruman, nos empapan hasta hacernos inmunes… En un lugar (este bendito internet) en el que «hay de todo», «estamos todos», «cabemos todos» y «sobramos todos»… Este blog ha recibido… 10 000 visitas. Diez mil clics han traído hasta aquí a un puñado de gente… buscando (¿quién sabe?) alguna palabra razonable acerca de la lectura, la literatura juvenil, buscando tal vez un título que leer o que ofrecer a alumnos e hijos…

Esta es la pretensión. Nada más. Y nada menos.

Ofrecer lecturas. Dar de leer. Abrir el apetito. Las ganas.

Las mejores lecturas, los libros que tal vez cambiaron mi vida, me los ofrecieron amigos hablándome de ellos. Me los regalaron generosamente. Los compartieron con pasión, con arrebato. Y me acerqué a ellos con la seguridad de estar ante palabras que habían incidido en la vida de los que me importan… Asun, Juanan, José Luis, Rafa, La moli, Javi, David, Begoña, Cristina, Conchita, Mamen, Julio, Luis… han sido y son mis primeros y principales «críticos» literarios… Soy lo que he leído. Soy lo que ellos me han recomendado leer. Más tarde añadí a esta lista nombres con apellidos. Autores que me habían seducido con sus libros, con sus palabras. Escritores que son lectores… Carmen Martín Gaite, Gustavo Martín Garzo, Ana María Matute, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo…

Por mi doble naturaleza (humano/profesor, profesor/humano) últimamente un montón de «expertos», otros profes, teóricos, mediadores de lectura… han completado últimamente el coro de voces que me han acompañado en la creación de este blog: un hatajo de recomendaciones lectoras, algunas reflexiones más o menos convencidas, y mucha mucha pasión por la Literatura Juvenil. Zayas, Lluch, Solano, Osoro, Yuste, Corchete, Osoro, Centelles, Marco, Coronas, Oro, Lozano… y muchos muchos más emboscados en las redes o publicados en páginas impresas…

A todos GRACIAS.

Hasta los 100.000 y más allá.

FELICITACIONES

In a mano alzada, personal on diciembre 24, 2013 at 1:14 pm

imagesPor correo, por wasap, por tuiter y, en algún caso (extraño) en el buzón de casa… aparecen decenas de felicitaciones, crismas, tarjetas… buenos deseos.

El tiempo se nos ha hecho intenso con un niño correteando por nuestra casa. Por eso me resultaría fácil enviar una postal a “todos mis contactos” y dar por felicitadas las fiestas…

Pero en este día de Nochebuena –para mí siempre ha sido el día mágico, el de la espera, el que recoge el tiempo y la nostalgia-, se me agolpan más los nombres que las palabras…

En esta noche de alegría entre niños, en esta noche de ternura y sonrisas se me llena el corazón de nombres y rostros que me acompañan. Mi felicitación este año será nombrarlos bajito, en un susurro, mientras brindamos, cantamos villancicos o reímos mirando al más pequeño como loco por los regalos de sus abuelos… Algunos vivirán horas tristes en estos días, con otros hace tiempo que no hablo, a muchos no los veo todo lo que quisiera. Todos forman parte de un corazón que en esta noche siento resquebrajado, herido, desgastado… y feliz.

Más que felicitar las fiestas este año quiero enviar un abrazo en palabras… Sé que no es posible. No hay tecnología (aún) que lo permita pero me gustaría que en esta noche una brisa suave y una palabra cálida brotara en el corazón de todos los que nombro en el mío. Que sintieran la misma llama que se enciende en medio de la ternura de una noche “buena”, de bondad, de cariño, de dulzura hecha cenas y palabras…

Poesía, que algo queda

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MARIA M.MIGUEZ

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