Pepe Trivez

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«Te amordido un perro» y «De nadadores y piscinas» de Manuel Moranta.

In ¿POR QUÉ LEER...?, Estoy leyendo... on agosto 9, 2020 at 7:02 pm

A medio camino entre el microrrelato y el haiku. Llevando el arte del aforismo al límite del juego, el divertimento, la reflexión profunda o el comentario leve. Haciendo de la ocurrencia (lo que se me ocurre, lo que ocurre) una invitación a (re)mirar, (re)sentir, (re) pensar, rememorar (traer a la memoria) y recordar (traer al corazón). La propuesta de Manuel Moranta no encaja en ningún género literario, no va dirigida a ninguna franja de edad, no tiene intenciones ocultas y no trata de abrirse paso a la fuerza. Es simplemente eso: una propuesta. Un libro de poemas relatados o de relatos hechos poesía. Un libro de dibujos que “ilustran” ideas (¿un álbum ilustrado?), un diccionario de mensajes arrojados al mar en una botella.

Los dos libros de “poemas visuales” o de “dibujofrases” (como las denomina el propio autor) que la editorial Trampa ha publicado con tanto cariño y cuidado (aquí la edición forma parte de la obra desde el tacto a viejo papel de carta y el diseño inmaculado de las sobrecubiertas hasta el color intenso de las guardas -rojo pasión y azul piscina- y el trazo limpio, desnudo de la caligrafía de Manuel) se descubren como un ejercicio, como un trabajo profundo (a lo hondo y a lo ancho) de selección, ordenación, construcción de sentido de un montón de ideas que parecen aparecerse a borbotones, por sorpresa o a traición.

Cada libro es a su vez, un relato.

Y el epílogo (del primero) y el prólogo (del segundo) firmados por Juan Sebastián Rodríguez Moranta son en sí mismos dos piezas de incalculable valor a medio camino entre la exégesis y la recreación del universo poético de Manuel. Sin ellos nos falta información (de la que podríamos prescindir). Con ellos ganamos los matices que esconden los hechos que inspiran, provocan, prenden estos libros.

Te amo.

Reza la sobrecubierta de su primer libro. Una afirmación tajante, rotunda, definitiva, absoluta. Y al volver la esquina -o la página-… Te amordido un perro. La anécdota, el acontecimiento, el hilo del que tirar para tejer un relato hecho de cristalitos de colores.

Un perro mordió al autor en las nalgas mientras corría (el autor y el perro hasta alcanzarle). Y la historia sirve para colocar en los cajones del ingenio las más disparatadas ocurrencias, las más hermosas reflexiones, las más sencillas palabras… animadas: MOTIVO, EXPLORACIÓN, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO, ALTA… Como el mismo autor cuenta “el paciente se recuperó de la mordedura de perro y se puso a escribir y a dibujar. En ese orden”.

Y vuelta a la edición. A la caligrafía infantil y cuidada (a lo Gaite) de los dibujofrases se ofrece a pie de página, discretamente, la traducción a tres idiomas más: inglés, francés, catalán. Amplificando la idea, comparando términos, reproduciendo como una serie de espejos consecutivos la luz de las palabras.

El libro podría pasar por un Manual (cómo no acordarse del Oráculo manual y arte de prudencia del caústico Gracián), un libro de instrucciones para la vida en el que faltan pasos y sobran tornillos. Cada dibujofrase: una idea luminosa, una chispa, un chispazo. También podría pasar por un proyecto de filosofía visual para niños -y no tan niño- (también me recuerda al singular proyecto de Ellen Duthie y Daniela Martagón, Wonder Ponder) Igual que su título tienen algo de juego infantil… te amo, te amor, te amord, te amordido un perro (mi hijo de 9 años lo repite como una cantinela en cuanto descubre el secreto de la sobrecubierta). Como dice el epilogista (esta palabra merece un dibujofrase) “la palabra necesita del dibujo para completar su función comunicativa”. Y ahí aparece el trazo, la combinación de la pincelada y el boceto con la fina ironía, la observación, la disección de la realidad. Pone el autor bajo el microscopio de su mirada poética las emociones, las contradicciones, las paradojas: las casualidades y las causalidades. Construye un universo alternativo que, al tiempo, es el nuestro y nos envuelve.

Hace de lo cotidiano maravilla, convierte la anécdota en categoría. Habla de lo pequeño con inmensa ternura. En sus palabras: “Nadie nos ha enseñado a hablar de lo insignificante”. Así que hay que aprender a trompicones, a rayones y a manchas dejando que este libro y la vida sea una “plantilla para escribir torcido”.

De nada(dores y piscinas)

El prólogo (una vez más de Juan Sebastián Rodríguez) es ya una fantasía. Imaginar a lector desnudo a punto de zambullirse en una piscina. Detener el tiempo justo en el instante en que la nariz del lector va a sumergirse en el agua. Y cumple a la perfección su función y sus promesas. Una ducha fría que templa el ánimo para asomarse a los dibujofrases que rebosan en las aguas de esta piscinalibro. Revelar la sorpresa sin destripar la historia. Anunciar la presencia de lo importante. Hacer historia. El pró-logo. La palabra antes de la palabra. La palabra antes de los dibujofrases. De nuevo, el contexto. Los padres del autor construyeron una piscina junto a una casa. Un montón de niños juegan alrededor. Y Manuel encuentra ideas, objetos, pensamientos…

De nada… recuerda a la multipremiada La casa de Paco Roca. CONSTRUIR, LLENAR, AGUA, LLENAR UN POCO MENOS, REPARAR, VACIAR. Desde la factura de construcción de la piscina a fotos antiguas que recogen las risas y los destrozos del tiempo en torno a ella. Y en medio de juegos de palabras, observaciones agudas, reflexiones ingeniosas… nos ofrece escondida la infancia del autor, el territorio mágico en el que (todos) nos construimos.

“Se ofrecen servicios de mudanza de lo literal a la metáfora”

Y comienza de nuevo… mirando y escuchando (soy todo ojos, soy todo oídos). Un pequeña autobiografía. La casa es… la vida es… Juegos infantiles, recuerdos.

Y, al igual que en su anterior libro, fruto de la intención o de la voluntad del autor o del editor… Los dibujos toan color, el azul, del mar, de la piscina.

No sabría decir cuál es el tema (los temas) que flotan en la piscina de este libro. Tal vez la inocencia, la pérdida de la inocencia o tal vez lo importante que se esconde en lo cotidiano: “Decir la verdad no me interesa”.

Haciendo un uso/abuso del juego fácil y de la metáfora obvia… diría que los dibujofrases de Moranta son una invitación a “tirarse a la piscina”. Con dos manguitos en los brazos para flotar con el cielo en los ojos: el amor y el humor. Ingenio. Introspección y extrapección. Sumergirse bajo las aguas para ver mejor y sacar a la superficie lo escondido. Un ejercicio de habilidad, de brillantez intelectual, de sencillez en el que “para gritar solo hace falta apretar el pincel”.

Porque aunque -intuyo- no pretende hacer poesía y mucho menos definirla o atraparla…

Porque aunque -intuyo- no pretende tampoco dar lecciones (creo que ya ha quedado claro que el libro es muchas cosas pero no es pretencioso)…

Lo hace con la caricia del pincel mojado en pintura sobre la piel de papel.

Y así uno acaba con ganas de escribir, con caligrafía infantil y cuidada, que el sentido último, la razón de ser de las palabras, el lenguaje, los dibujofrases o la poesía es “abrazarse por escrito”

Cuentos por email. Pepe Serrano. «El hipnotizador de zapatos»

In ¿POR QUÉ LEER...?, Estoy leyendo..., LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on abril 27, 2020 at 6:18 pm

Es la primera vez que escribo una reseña de un libro que aún no está publicado. Y, por supuesto, es la primera vez que escribo una reseña de un libro que no está terminado. Pero las circunstancias y la ocasión lo merecen ¡vaya si lo merecen! 

Conocí a Pepe Serrano hablando de su abuelo y de narices… Presentando un libro junto al ilustrador David Guirao en la librería París. Hoy todo eso me produce nostalgia. Una librería, dos autores, un montón de niños y mucha, mucha literatura. Pepe me deslumbró desde el primer momento: por su sentido del humor, por su verbo fácil (que de fácil no tiene nada), por su cadencia en el recitado (¿o era lectura o era una narración?) de cualquier cosa, por hacer que los niños (y los no que no lo somos) nos quedemos literalmente colgados de sus palabras, esperando la siguiente ocurrencia, el siguiente giro, el próximo juego, la última pirueta… Porque así habla (y escribe) Pepe Serrano: como un trapecista, como un malabarista… manteniendo en el aire las palabras muy muy arriba hasta que, cuando parece que se van a caer… acaban de nuevo en sus manos (en nuestros oídos, en nuestros corazones) y nos brota el aplauso y las ganas de pedir “otra, otra, otra”

Pues eso y más es lo que van a encontrar en estos “Cuentos por e-mail”. El proyecto, como tantos, nacido del confinamiento y de la necesidad de mantener a sus alumnos (Pepe es maestro por si no había quedado claro) “enganchados” a la literatura, a las palabras, a la belleza… es también un homenaje al pedagogo, al maestro, al modelo que fue y es Gianni Rodari. Cuando a Pepe Serrano le dé por poner por escrito sus ideas sobre la educación la identificación con Rodari se habrá completado y ya será imposible hablar del uno sin el otro. La imaginación, la fantasía, el respeto reverencial por el niño, el reconocimiento a la inteligencia de los más pequeños, la capacidad de seguir él mismo siendo uno de ellos, de disfrutar del juego (el de palabras, sobre todo) con la convicción de que “esa” es la forma natural de aprender… todo eso ya lo tiene. 

Y para muestra un botón: “El hipnotizador de zapatos”. A mí me ha llegado por wasap. Pero también han hablado de él en el periódico de mi pueblo. Ustedes pueden escucharlo aquí con el permiso (y con la voz) del propio autor. A un montón de niños les habrá llegado por e-mail.

Una genialidad. Un cuento que huele a los hermanos Grimm, que sabe a Andersen y que tiene todos los colores de los mejores cuentos latinoamericanos. En lugar de un zapatero que vive solo y apartado un “hipnotizador de zapatos” que también “Vivía solo (…) muy solo (…) solísimo”… Una descripción que es una genialidad… (otra más)… Da igual si era calvo o si le gustaban los garbanzos, da igual si su color preferido era el azul… “Lo demás da igual… y qué si… y qué… a quién le importa… Lo importante es que hipnotizaba zapatos”. De refilón, de puntillas, a contratiempo e incluso a traición… la imagen del “hipnotizador de zapatos” se nos ha quedado grabada en la mente igual que su curiosa marca de nacimiento.

Enumeraciones necesarias, cadenciosas, musicales, concatenaciones que encierran juegos de palabras, malabares (“poseía es don… dónde va a parar”), frases inconclusas, elipsis maravillosas, frases hechas (y deshechas), rimas internas (zapatos de novia blancos, inmaculados, de tacón, en una caja, blanca, inmaculada, de cartón) y un sinfín (un sincomienzo diría Pepe) de recursos que hacen de cada frase una fiesta, de cada idea un destello como los fuegos artificiales que cuando ya crees que no pueden ser más sorprendentes se abren, se despliegan y te vuelven a dejar boquiabierto. 

Y sigue el cuento (porque lo que cuenta es el cuento): «Zapatos de todo tipo y condición…  zuecos, botas, botines, botones… ¿botones? No ¡botones, no! Los ponía en trance a todos… los del número 42 se le resistían un poco “en especial los del pie izquierdo pues son los más rebeldes e incrédulos”.  Porque Pepe Serrano no se conforma con el ingenio y la sorpresa, porque sus juegos de palabras llevan dentro una semilla, o una bomba, o una punta de lanza, o una mecha… que encienden las ideas, los pensamientos, las reflexiones, las preguntas que, al cabo, es algo mucho mejor que las respuestas.

Una novia que no sabe bailar el vals, un sonámbulo que quiere que sus zapatillas le devuelvan  a la cama, un montón de chavales que quieren ser ases del fútbol gracias a sus botas… “siempre acudía alguien a pedir su ayuda… pero cuando conseguían su objetivo, se marchaban y él volvía a quedarse solo, muy solo, solísimo…” Y aquí el cuento te arranca una lágrima o dos. Porque en el cuento, como en la vida, hay momentos tristes, muy tristes, tristísimos. 

Y llega el giro final. Con naturalidad, con destreza, como un espadachín de película antigua. Sin trucos, sin trampa ni cartón. Porque igual que llega la tristeza… viene la alegría, igual que un día está oscuro al siguiente brilla el sol…igual.. nuestro zapatero-hipnotizador… observaba por la ventana “cómo caía la noche, cómo subía la luna y acariciaba los cordones de sus zapatillas”.

Hasta que un día:

“Se hipnotizó a sí mismo y se dijo: eres listo, eres educado, eres valiente y eres ingenioso…”

Y se dejó barba, y ya no vive solo. Y se mudó a un primero. Y no importa si les parece inverosímil o si hubieran preferido un final “abierto” y posmoderno, o dramático y amargo, o tétrico y oscuro. El caso es que al protagonista de este cuento NO le tocó la lotería pero aprendió a decirse, a nombrarse, a quererse…

Y lo demás… DA IGUAL.

Memoria Inesperada. De Víctor Juan

In ¿POR QUÉ LEER...?, de escuela, Estoy leyendo... on noviembre 2, 2019 at 3:23 pm

Una herencia inesperada se transformará en memoria, en homenaje, en recuerdo… en construcción de sentido.

Carmen Pardo, hija y nieta. Heredera y custodio de una historia familiar encerrada en una vieja caja de vino escondida -o preservada- en el doble fondo de un armario.

Un puñado de cartas, un diario, postales y viejas fotografías forman las piezas de un puzzle que tiene más de una solución, más de una mirada, más de una cara. Un ajuste de cuentas con el pasado apasionado y amoroso, honesto y militante, fiero y optimista. Todo esto y más es Memoria Inesperada.

La historia De Santiago Pardo, un maestro de la República depurado por el franquismo, iluminará el presente de su nieta, abrirá puertas cerradas, ofrecerá explicaciones y dará esperanza a un futuro confuso y a veces tan gris como el pasado colectivo de aquellos años de silencio.

Con la ayuda de un profesor, un maestro con el mismo nombre de aquel otro que abrió los ojos a un joven Federico, con la ayuda y guía de un maestro pues… Carmen aprenderá sobre el pasado y sobre el presente y sobre la extraña luz que proyectan las sombras de los que antes que nosotros creyeron…

Como buen libro de memoria(s) la novela de Víctor Juan es un mosaico, un batiburrillo, una tienda de ultramarinos de siglos pasados, un cajón de sastre, una caja llena de recuerdos, recortes y promesas.

Hay en ella declaraciones de amor (a la vida, al mismísimo amor, a la ciudad, a la educación), de intenciones (de ganas de cambiar el mundo, de nostalgia de transformaciones que no llegaron, de resiliencia, de resistencia), declaraciones honestas y honradas, directas, inevitables… como el amor a una ciudad pequeña (o grande, según se mire, o desde dónde): “En Zaragoza se hizo militante de la vida. En esta vieja ciudad aprendió algunas de las cosas que daban sentido a su existencia. La amistad, el sentimiento de pertenencia a un paisaje, la luz de los amaneceres de sus primeras noches en vela, los bares, las bibliotecas, los parques, los restaurantes, los cines, los rincones de los primeros besos, el camino a la universidad, las calles por las que se manifestó por mil causas perdidas, la soledad de los paseos, el cierzo inclemente que muerde en las esquinas, el sol abrasador de los veranos…Zaragoza era su memoria, su horizonte y su condena”. La “cartografía personal” de la protagonista (y del autor, creo) que nos transporta a una GEOGRAFÍA de los AFECTOS en la que por momentos se transforma la novela. Un paisaje poblado de (buenos) vinos, y de cervezas, y de té de frutos rojos, y de pastel de jengibre de ElBotanico, y de bares… y de amigos.

Los amigos del presente y del pasado. Los que habitan la memoria de un pueblo y sobre todo nuestra memoria, la personal e intransferible.

Los amigos de hoy: Antón Castro, Pepe Melero, Víctor Juan, Miguel Mena, Rodolfo Notivol… Y los de ayer: Ramón Acín, Bartolomé Cossío, Jose Antonio Labordeta, Silvio Rodríguez, León Felipe, Pilar Escribano, Palmira Plá, María Sánchez Arbós… Y con ellos… el amor, la ética, la dignidad, la MEMORIA (siempre), la amistad… todo envuelto en PALABRAS. Palabras que unen y salvan… “las palabras que nos protegen, que nos acunan, las palabras en las que nos abandonamos, las palabras reparadoras…”. Y más aún que palabras -hechos, palabras que son hechos-: Deseos cumplidos, ilusiones vividas, apuestas aceptadas (perdidas o ganadas).

Apuesta como la que nos reta en la novela. Revisar el pasado sin rencores, sin revancha, sin miradas cortas y envenenadas. Pero con justicia, con dignidad, con arrojo y claridad, con la mirada limpia del que elige la VIDA pero respeta la MEMORIA. Como Fernando Ríos, profesor del pasado y siempre aprendiz del presente, del amor… “Fernando prefería vivir a recordar (…) aunque ya podía imaginarla, prefería mirarla, del mismo modo que prefería besarla a la memoria de sus besos…”.

Porque en la historia paralela, historia espejo, historia reflejo, en la historia de Fernando y Carmen caben todas las reflexiones, todas las emociones, todas las reparaciones que nuestro pasado reciente nos solicita.

Porque hay que ser valiente para mirar hacia atrás y asumir la pérdida: de los seres queridos y de las ilusiones, de lo que pudo haber sido y de lo que se truncó por el odio y la mediocridad, de lo que fueron promesas y de lo que nos quedó por vivir. Asumir la pérdida sin renunciar a su legado, a su herencia, a su memoria. Porque hay que ser valiente para “vaciar una casa ajena” (y mucho más la propia)… “Hurgar en los cajones de otro, en las estanterías, revisar los papeles, contemplar algunas fotografías, invadir el territorio que le pertenece a otra persona nos puede llevar a descubrir algo que no deberíamos saber o que simplemente no podemos entender…”.

Un apunte final, uno muy personal.

Hacer protagonista a un maestro -da igual que dé clases en la universidad, nadie es perfecto- nos regala una imagen diferente, real, envuelta en la pasión, la ilusión y los envites de la vida que son, al cabo, la materia de la literatura. No podía ser de otro modo en una novela de maestros. Porque este es el género literario de Memoria Inesperada… una “novela de maestros”.

Y además… Memoria Inesperada es un inesperado regalo. El regalo de la MEMORIA DIGNA de los silenciados, el regalo de una mirada restauradora del pasado y apasionada del presente.

Un libro que encierra más que una enseñanza… una intención, una promesa, un compromiso y un sueño. El que firma el 13 de enero del 33 Santiago Pardo. El que firma Víctor Juan con esta novela y el que firmó yo mismo con su lectura: “Trabajar por la educación en Aragón. Formar ciudadanos en este tiempo nuevo. Esta es la gran responsabilidad que gozosamente asumo”.

El infinito en un junco. Una invitación a la lectura y al amor (a los libros), y no solo.

In ¿POR QUÉ LEER...?, DLD, Estoy leyendo... on octubre 18, 2019 at 5:39 pm

¿Qué decir cuando Luis A. de Cuenca o Antón Castro ya han glosado los temas, la trama, la materia y el alma de este “libro de libros”?

Acercarse y abrir las páginas de El infinito en un junco no es hacer una “lectura”. Es una experiencia de esas que transforman, que dan forma a las propias ideas atravesando prejuicios, ignorancia y clichés.

La Biblioteca de Alejandría, la Villa de los Papiros, las pasadizos de almacenaje de libros en el señorial Oxford, la orgullosa Atenas, las primeras librerías públicas… son los escenarios por los que discurre este inclasificable libro que a través de calzadas, trochas, desvíos, excursos, encrucijadas y márgenes… re-construye la historia del LIBRO en nuestra civilización.

Una historia del libro en el mundo antiguo reza parte del subtítulo de este híbrido: una historia del libro, de las bibliotecas, de la lectura y de la escritura, una historia de la educación y de la pedagogía, una historia de amor al cabo, de amor al libro, a la palabra, a la literatura y el conocimiento.

Y también un ejercicio de memoria. En el sentido etimológico más latino de la palabra: re-cordar (re-cordis), volver a pasar por el corazón: lo aprendido, lo vivido, lo reflexionado, con pausa y hondura y lo intuido, con lucidez y atrevimiento.

Anécdotas engarzadas con intuiciones hondas y reflexiones de largo alcance. Como en el título de uno de sus capítulos la autora se convierte en “tejedora de historias”, en artesana de las palabras y del relato, conectando lo antiguo y lo nuevo, revelando nuevas conexiones, estableciendo lazos, colocando espejos, provocando reflejos y luces, relámpagos y hogueras que ofrecen una nueva “lectura” de los acontecimientos. Su propia lectura del mundo marcada para siempre por un profundo conocimiento e inmersión (literal, casi física) en el mundo antiguo constituye el material esencial de este ensayo libérrimo, irreverente e irreductible (como los famosos galos).

La obra recoge una documentada investigación acerca de la aparición del libro en nuestra cultura, de su importancia, de sus vicisitudes, de sus avatares y vaivenes. También de su importancia, de su presencia y relevancia en los momentos determinantes de la Historia Universal, que es también nuestra historia.

Pero también contiene: hallazgos felices, filológicos y agudos como: “la tolerancia tiene conjugación irregular: yo me indigno, tú eres susceptible, él es dogmático…”; Curiosidades como quién y cómo inventó el bolígrafo, cuándo se apareció el género “gore” (mucho antes de lo que imaginamos), en qué personaje histórico se inspiró Indiana Jones, historias de “libros asesinos”… Historias deliciosas y una mirada tierna y crítica a un tiempo, como en la explicación acerca del cliché macilento y amargado de la bibliotecaria alentado por el cine y la literatura tantas veces. Un conocimiento enciclopédico, anecdótico y digresivo a veces, minucioso y científico en otros fragmentos… Un conocimiento que uno no se cansa de contemplar, sorprendido y estimulado, sintiendo como despierta la curiosidad, las ganas de saber, la necesidad de comprender que se ha ido adormeciendo desde la infancia.

Irene Vallejo, humilde y contundente, de lengua afilada y amable presta su voz a los poetas más reconocidos y más anónimos de la Antigüedad y de la historia de la literatura. Homero, Marcial, Joyce, Heródoto, Safo, Frankl, Tolstoi, Eco, Tito Livio, Goethe o Séneca… Sulpicia, Safo, María de Zayas, Dickinson y las “casi borradas”: Corina, Telesila, Mirtis, Praxila, Eumetis, Beo, Erina, Nóside, Mero, Ánite, Mosquina, Hédila, Filina, Melino, Cecilia Trebula, Julia Balbila, Damo Teosebia… Todas ellas se encarnan, se hacen carne, en las palabras de Irene que las recuerda, las sitúa, las ilumina, les devuelve el foco que nunca les debió ser apartado…

En definitiva El infinito en un junco no es una disertación o un monólogo sino una larga conversación… que uno desearía que no acabara nunca. Es más la historia íntima de lo infinito (la infinita curiosidad, el infinito misterio, las infinitas preguntas, el infinito amor por las palabras, la infinita capacidad de transformación de los libros…) que la de pergaminos, papiros, cálamos y juncos.

«Rialto, 11» de Belén Rubiano

In ¿POR QUÉ LEER...?, DLD, Estoy leyendo... on abril 24, 2019 at 6:37 pm

Hoy he “prestado” en la Biblioteca Rialto,11 por segunda vez. Lo he regalado dos veces también. Puede que se convierta en mi particular “Ken Follet” (nada que ver).

Autoficción, autobiografía lectora, falsa biografía o vida novelada. Qué más da. A este libro le sobran las etiquetas. Y a este lector le faltan los adjetivos para calificarlo. Divertido, incisivo, tierno, optimista, ácido, lúcido, esdrújulo… No conozco personalmente -ni virtualmente siquiera- a Belén Rubiano. Escuché por azar en la radio la génesis de esta novela. Escuché a la escritora con su “voz de radio” y me fui de cabeza a mi librería de cabecera para comprar esta “falsa novela”. La leí como el que toma vermout o vinos o cañas con amigos. La leí como si fuera una larga sobremesa apoyado en la barra de un bar o una tarde perezosa husmeando en los pasillos de una biblioteca, o de una librería.

Rialto, 11 es la historia de una librería. Y de su librera. Una historia contada a brochazos a veces y con tiralíneas otras. Una historia detenida en el detalle y atenta al dibujo final de una vida dedicada (entregada, atravesada, atrapada, enganchada) a los libros. Belén Rubiano abrió hace unos años una librería en Sevilla, en la plaza que todos llaman Rialto (aunque no se llamé así, así la conocen los vecinos), en el número 11. Y también tuvo que cerrarla -como tantas otras aventuras bibliófilas de las últimas décadas cercada por la realidad y los números, por las ventas selectivas que dan mucha satisfacción pero poca rentabilidad.

Rialto, 11 es una historia de amor. O de amistad profunda y duradera. Una amistad elegida, provocada, inevitable y voraz. Una amistad que une a su autora con las lecturas que la hicieron lectora primero, librera más tarde, crítica luego y escritora al fin. Una amistad honesta y real. De las que se dicen las verdades a la cara y se callan las ofensas para protegerse.

Lectores habituales, escritores, periodistas, comerciales, editores, rateros de libros, adolescentes, universitarios, profesores, hidalgos andaluces y señoras y criadas… Lectores casuales, eventuales, espúreos. Lectores afines, aliados, diversos. La librería de Belén se convirtió en su refugio, en su fortaleza. Y también en su balcón, en su ventana asomada a la vida propia y a las ajenas. Su pizarra en la puerta, una cita cada día… la primera red social de una librería en este país. Sus opiniones sobre libros, su particular relación con ellos, su juicio certero y sin escondites… construyen un relato, una voz, que se va haciendo familiar, necesaria, cotidiana. Al pasar de las páginas uno siente que, en parte, ha visitado Rialto, 11, ha paseado los ojos por sus estanterías hechas a medida, ha deslizado los dedos por las novedades y ha descubierto en el orden imperfecto los secretos que la librera esconde a la vista de todos.

Rialto,11 no solo es un libro que lleva a otros libros -que también-. Rialto, 11 es un libro que acerca a los amantes de los libros, que crea comunidad, que comparte confidencia, que revela incertidumbre y que alimenta las anécdotas que construyen la amistad con los libros.

No sabría hacer una reseña al uso de este libro. Más bien me sale hacerme eco, convertirlo en rumor, en cotilleo, en historia compartida. Me sale acercarme periódicamente a cualquier librería de esas que se defienden aún y comprarlo de nuevo. Y regalarlo. Y prestarlo. Ampliar el círculo y la tertulia.

Mi compañera de trabajos bibliotecarios -la segunda persona a la que le recomendé el libro- me escribió un mensaje en instagram: “Yo quiero tener una amiga como Belén Rubiano”. Pues eso. Y yo me puse a “seguirla” por instagram (a la autora no a mi amiga) por si le da por abrir de nuevo una librería.

DLD6: Historia de España contada a las niñas. De María Bastarós

In DLD, Estoy leyendo... on enero 28, 2019 at 2:09 pm

OJO: «Esto no va de LIJ».

Aunque hablaré a mis alumnos y alumnas de esta novela en el próximo club de lectura. Aunque sería estupendo que muchos profes y bibliotecarios la leyéramos y recomendáramos… no es «precisamente» una obra «juvenil».

 

Leí en alguna entrevista a la autora de esta novela cómo descubrió que… “a la semana de salir el libro hubiera gente que me mandase una foto de su hija de 8 años o 10 leyendo el libro, y yo decía ‘pero, por favor, ¿lo podéis leer por detrás?, porque no me puede parecer menos apropiado para una niña”.

Esta novela NO es un manual de historia. Tampoco un libro “militante “ en un sentido estricto. La autora sí lo es. E inevitablemente el feminismo de convicciones profundas y largo alcance aparece en incluso en la ironía, la crudeza, el esperpento de una realidad que niega sistemáticamente la necesidad de compromiso.

Sin embargo esta novela es turbadora, rabiosamente (y no, no es un adverbio más porque encierra rabia y desgarro en muchas de sus historias) provocadora, inteligente, ácida y clarividente.

Una mirada a nuestro mundo, al hecho de ser mujer en esta sociedad… pasada por el filtro de un lenguaje que bebe del mundo digital igual que de las novelas de género o las páginas de sucesos y las viejas revistas de fenómenos paranormales… Un mosaico, una novela coral, fragmentaria (como el conocimiento y la información que hoy nos llegan a través de las redes y los medios)… una amalgama de historias, emociones, exabruptos y escupitajos al viento.

No es fácil sorprender en la narrativa actual. Ni -como decían hace no mucho los chicos de Blackie books- hacerse un sitio en las lista de ventas de libros si la novela no viene avalada por uno de los grandes grupos editoriales que fagocitan cada descubrimiento, cada novedad… hasta hacerlos, muchas veces, irrelevantes. Y sin embargo esta novela ya está en su segunda impresión y, además de nacer como ganadora de un premio como el Puchi Award 2018, cuenta con el reciente reconocimiento de los premios Cálamo.
Un pueblo de Soria habitado solo por mujeres. La historia de dos hermanas raptadas y encarceladas. Un grupo de jóvenes “normales” que prepara una festiva y salvaje visita a los sanfermines. Un pintor maldito. Una política y conferenciante de izquierdas… La novela está poblada por los fantasmas más cotidianos de nuestra historia más reciente.

Con descaro, sin vergüenza, sin pedir perdón ni permiso… la autora retrata una generación y da carta de naturaleza a una forma de mirar la realidad que incluye el humor, la ironía, el sarcasmo y el realismo más desnudamente cruel. Hay también mucho de exploración y experimento. Mucho de parodia y divertimento. Y lo mejor, el resultado le da la razón. Y el lector, entre alucinado, divertido, consternado y, por qué no algo atolondrado ante tal despliegue… solo puede esperar que haya más propuestas como esta (las hay, las hay).

DLD5: «Los asquerosos» de Santiago Lorenzo.

In ¿POR QUÉ LEER...?, DLD, Estoy leyendo... on enero 8, 2019 at 6:16 pm

En primer lugar confesaré que este no es un libro que me hayan “recomendado”. O mejor dicho no me lo ha recomendado una sola persona sino cientos. En las “redes” que frecuento, en las páginas literarias más irreverentes, en los mentideros y las columnas de opinión más sesudas… todos parecían conjurados para recomendar “el fenómeno literario del año” que en apenas 3 meses ya había vendido más de 10000 ejemplares.

Así que allá vamos…Los asquerosos es un libro peculiar, extraño. En absoluto un libro fácil. Tampoco difícil.

En Julio de 1845 Henry David Thorueau se fue a vivir a una cabaña cerca del lago Walden, en medio de un bosque. Inauguraba así una corriente literaria, filosófica, cultural, incluso. Vivió allí durante dos años, cultivando la tierra, en soledad, en contacto con la naturaleza… De su experiencia surgió la obra Walden, una vida en los bosques. La primera “econovela (nature writing, como dicen los críticos)”.

El género tuvo su público y se convirtió en referente. A día de hoy parece haber resurgido tras el invierno.

Los asquerosos es una novela que recuerda lejanamente a la obra del norteamericano… Pero el mismo Santiago Lorenzo (o su narrador omnisciente) declara firmemente que no la obra no se trata ni de un Thoreau ni de un Robinson redivido.

Manuel es un joven inadaptado y solitario que tras agredir a un policía en una manifestación huye ayudado por su tío y se refugia en la España vacía de pueblos abandonados y ruinas agrestes. Allí construirá una vida sin lirismo y con hondura. Una vida verdadera ajena a la sociedad y a lo que se espera habitualmente de la misma. Su tío -un hombre de mediana edad inadaptado y solitario- le servirá de voz y cobertura logística.

Allí se convertirá en un asceta, un ermitaño, un exiliado de este mundo al que sin pretenderlo pondrá en la picota de la ironía y lo absurdo. Como han dicho ya una novela política, irónica, humorística, sarcástica, afilada y simple. Una novela que como su protagonista no pretende sentar cátedra aunque tal vez sí remover la tierra bajo nuestros pies: … le habrían sonado a pitorreo meritorios conceptos como permacultura, macrobiótica o agricultura biódinamica. Él agarraba la simiente y la metía en un palmo de suelo, sin más intención ideológica…

«Una de las novelas más fantásticas y divertidas, al mismo tiempo enraizadas en lo que nos afecta como ciudadanos, que he leído» AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO.

¿Necesitan más recomendaciones?

DLD4: «Una educación» de Tara Westover

In DLD, Estoy leyendo... on octubre 23, 2018 at 10:59 am

Este NO es un libro sobre «educación». No es un ensayo, ni una autobiografía complaciente de una alumna ejemplar.

En Una educación, Tara Westover ajusta cuentas con su pasado, pone en orden su(s) memoria(s) y trata de entender cómo llegó a ser la mujer que hoy es: libre, educada, inteligente y alejada de un pasado confuso y aterrador.

Nacida en una familia mormona radical, Tara creció «feliz» en medio de malos tratos, humillaciones, aislamiento y manipulación. Una familia disfuncional y enferma que estuvo a punto de destruirla sin que se diera cuenta.

Para escapar de esta situación y sin ser aún plenamente consciente Tara accede a la educación universitaria hasta llegar a doctorarse en Cambridge y obtener una beca en Harvard.

Lo mejor sin duda: descubrir cómo la educación es aún hoy un el camino que lleva al pensamiento crítico y la libertad.

Pero además Una educación es una novela. Sobre las relaciones familiares, sobre el dolor, sobre el desarraigo, el maltrato y la locura. Una novela bien escrita, con ritmo y verdad.

Más que una lectura se trata de una experiencia en la que acompañamos a una joven en su proceso de transformación.

«Cuídate de mí» de María Frisa.

In Estoy leyendo... on febrero 12, 2018 at 3:30 pm

La inspectora Lara Samper y la subinspectora Berta Guallar forman una pareja atípica pero contundente. Asignadas al Servicio de Atención a la mujer se enfrentan cada día a la cara más terrible de una ciudad aparentemente tranquila: malos tratos, abusos infantiles, acoso, pederastia… el rostro deformado de una sociedad enferma que prefiere mirar para otro lado.

Ambas cargan a su vez con sus propias sombras, sus propios fantasmas. El peso de la culpa, la responsabilidad, la autoexigencia, la necesidad de conocer la verdad, la imposibilidad de protegerlos a todos… Tramas que se entrelazan, se cruzan, se enredan, tropiezan, se conectan… haciendo del destino un maléfico aliado. Un joven asesinado cruelmente, un verdugo convertido en víctima, una familia rota por el dolor, un niño asustado, un anciano morboso que se revuelve en las redes, un pasado que aplasta con su peso a una eficaz agente de policía… y las cloacas del poder que se intuyen, proyectan su sombra sobre la historia de Lara Samper, una idealista lanzada al escepticismo y la desesperanza por la traición y la tragedia. No le falta de nada.

Cdm es una novela negra como negros son los sentimientos que empujan al crimen. El lado oscuro, el que permanece en la penumbra, fuera de foco, oculto, al acecho.

Es una novela policiaca. De las buenas. Sin efectos especiales. Con mucha deducción, mucha perspicacia, intuición, perseverancia. El trabajo policial visto desde dentro con sus luces y sus sombras, sus rutinas, sus sorpresas, sus vueltas de tuerca, su monotonía.

Y es un thriller psicológico. Expertos policiales empleándose a fondo tratando de entender la naturaleza humana, intentando descubrir los hilos que manejan nuestros actos, buscando indicios, mostrando gestos, rastreando huellas, reconstruyendo el puzzle.

Y entreveradas con la historia docenas de aspectos de la vida cotidiana. Porque Cdm es también una novela realista, cotidiana, un fresco, un cuadro de costumbres. La familia, la imposible conciliación, el poder, las envidias, el servicio público, la seguridad, el ocio, la amistad, el amor… Las redes, la opinión pública, la manipulación, la fiera agazapada a golpe de click (que tan bien conoce la autora). El cerco, la jauría, la sed de venganza, el linchamiento lento, calculado, sumado visita tras visita. Y la obsesión de quien se ve rodeada, cuestionada, puesta en duda en nombre de la verdad, de la justicia (máscaras grotescas, bombas de humo).

Y además, como un bonus track, Cdm tiene banda sonora propia. El cine, el vino, la comida… el cuidado de las plantas como metáfora del orden necesario para sobrevivir… Viejas canciones de jazz, películas de culto, una copa de vino blanco… Y un paisaje: Zaragoza. María Frisa trata la ciudad con respeto y sin complejos. Como en otras novelas policiacas de las últimas décadas el escenario urbano se convierte en protagonista. Historia, anécdotas, imágenes… el amanecer de una ciudad a ritmo de Albada. Hemos de agradecer a María que nos devuelva las calles del Casco, su romanticismo, su nostalgia impregnada en la piedra, su misterio y su dignidad. Que nos devuelva los barrios, los talleres, los polígonos, los pueblos cercanos, el desierto que nos cerca como un personaje más.

POR QUÉ LEER «Cuídate de mí» de María Frisa

In ¿POR QUÉ LEER...?, Estoy leyendo... on febrero 12, 2018 at 3:28 pm

El calor de una ciudad adormecida al comienzo del verano. Los crímenes más horrendos, las víctimas más ofendidas. Los verdugos oscuros, negros y cotidianos. El machismo, el abuso, el miedo como arma silenciosa que atenaza, paraliza, hunde y humilla por segunda, por tercera vez.

«Dos de la madrugada. La chica tropieza al andar, ha bebido demasiado. Él la sigue a cierta distancia. Las calles están vacías, es difícil que la pierda de vista. Solo necesita encontrar el momento adecuado, un rincón oscuro. Al principio, quizá se asuste, tal vez grite. Pero luego todo irá bien. Él sabrá cuidar de ella esta noche…»

Cuídate de mí es una novela negra, sí. Una novela policiaca que rinde pleitesía a todos los requisitos del género. Una novela vertiginosa, eficaz, inteligente y compleja. Pero es mucho más. Es una novela escrita desde las entrañas, una novela sobre el miedo, sobre la violencia, sobre el poder. Pero también sobre el amor, la lealtad y la fuerza irrefrenable de la vida cuando trata de ser más que supervivencia.

Una novela que hay que leer…

  • Porque mira al mal de frente. Y es necesario. Porque aguanta la respiración y aliento mientras contempla aquello que los seres humanos más tememos. Porque se agarra a las entrañas y te hace temblar. Porque todos tenemos miedo a lo innombrable. Porque encierra el miedo de la madre que espera a su hija de madrugada, el desconcierto de los padres que ven sufrir a su hijo, el dolor y la rabia ante quienes disfrutan con el dolor ajeno.
  • Porque se pasa los tópicos por el arco del triunfo. Porque las mujeres son víctimas pero también protagonistas, dueñas de su destino. Sufren, investigan, se entregan a un amor apasionado o descansan en la dulzura -a veces amarga- de una vida familiar. Porque viven su belleza con naturalidad o con contradicción. Porque se enfrentan a la realidad. Porque transforman la realidad.
  • Porque es literatura de raza. De la que se escribe sin concesiones, con oficio y mucho tiempo. Porque construye un argumento complejo con la aparente simplicidad que solo producen muchas horas de trabajo, muchas correcciones, mucha tecla y mucho corazón.
  • Porque -aunque no es la única- es una novela que nos devuelve una ciudad que muchas veces nos había robado el tópico. Una ciudad que encierra lo mejor y lo peor del ser humano, una ciudad que es el mejor escenario para acompañar a unos personajes que sufren, que sienten, que se contradicen.
  • Porque une la acción, la rapidez, la agilidad narrativa a la incertidumbre, el misterio, la zozobra. Porque nos deja con sed de más, en silencio, pensando que tal vez haya más sombras que las que podemos ver.

Solo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra

ALEJANDRA PIZARNIK

 

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