La inspectora Lara Samper y la subinspectora Berta Guallar forman una pareja atípica pero contundente. Asignadas al Servicio de Atención a la mujer se enfrentan cada día a la cara más terrible de una ciudad aparentemente tranquila: malos tratos, abusos infantiles, acoso, pederastia… el rostro deformado de una sociedad enferma que prefiere mirar para otro lado.
Ambas cargan a su vez con sus propias sombras, sus propios fantasmas. El peso de la culpa, la responsabilidad, la autoexigencia, la necesidad de conocer la verdad, la imposibilidad de protegerlos a todos… Tramas que se entrelazan, se cruzan, se enredan, tropiezan, se conectan… haciendo del destino un maléfico aliado. Un joven asesinado cruelmente, un verdugo convertido en víctima, una familia rota por el dolor, un niño asustado, un anciano morboso que se revuelve en las redes, un pasado que aplasta con su peso a una eficaz agente de policía… y las cloacas del poder que se intuyen, proyectan su sombra sobre la historia de Lara Samper, una idealista lanzada al escepticismo y la desesperanza por la traición y la tragedia. No le falta de nada.
Cdm es una novela negra como negros son los sentimientos que empujan al crimen. El lado oscuro, el que permanece en la penumbra, fuera de foco, oculto, al acecho.
Es una novela policiaca. De las buenas. Sin efectos especiales. Con mucha deducción, mucha perspicacia, intuición, perseverancia. El trabajo policial visto desde dentro con sus luces y sus sombras, sus rutinas, sus sorpresas, sus vueltas de tuerca, su monotonía.
Y es un thriller psicológico. Expertos policiales empleándose a fondo tratando de entender la naturaleza humana, intentando descubrir los hilos que manejan nuestros actos, buscando indicios, mostrando gestos, rastreando huellas, reconstruyendo el puzzle.
Y entreveradas con la historia docenas de aspectos de la vida cotidiana. Porque Cdm es también una novela realista, cotidiana, un fresco, un cuadro de costumbres. La familia, la imposible conciliación, el poder, las envidias, el servicio público, la seguridad, el ocio, la amistad, el amor… Las redes, la opinión pública, la manipulación, la fiera agazapada a golpe de click (que tan bien conoce la autora). El cerco, la jauría, la sed de venganza, el linchamiento lento, calculado, sumado visita tras visita. Y la obsesión de quien se ve rodeada, cuestionada, puesta en duda en nombre de la verdad, de la justicia (máscaras grotescas, bombas de humo).
Y además, como un bonus track, Cdm tiene banda sonora propia. El cine, el vino, la comida… el cuidado de las plantas como metáfora del orden necesario para sobrevivir… Viejas canciones de jazz, películas de culto, una copa de vino blanco… Y un paisaje: Zaragoza. María Frisa trata la ciudad con respeto y sin complejos. Como en otras novelas policiacas de las últimas décadas el escenario urbano se convierte en protagonista. Historia, anécdotas, imágenes… el amanecer de una ciudad a ritmo de Albada. Hemos de agradecer a María que nos devuelva las calles del Casco, su romanticismo, su nostalgia impregnada en la piedra, su misterio y su dignidad. Que nos devuelva los barrios, los talleres, los polígonos, los pueblos cercanos, el desierto que nos cerca como un personaje más.
[…] Cuídate de mí es una novela negra, sí. Una novela policíaca que rinde pleitesía a todos los requisitos del género. Una novela vertiginosa, eficaz, inteligente y compleja. Pero es mucho más. Es una novela escrita desde las entrañas, una novela sobre el miedo, sobre la violencia, sobre el poder. Pero también sobre el amor, la lealtad y la fuerza irrefrenable de la vida cuando trata de ser más que supervivencia […]
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