Tengo… el mejor trabajo del mundo.
Leo. Leo mucho. Leo cuentos (y, a veces, cuentas). Leo hermosas imágenes. Leo cómics. Leo poesía, versos e historias. Leo ideas y emociones. Leo.
Viajo. A lugares lejanos, hondos, de adentro afuera… Viajo por los siete mares. Viajo a lugares que no existen. Viajo a lugares que nunca existirán. Me siento en la silla y vuelo lejos o me sumerjo o me extravío.
Escribo. Lo que se me ocurre. Lo que me estalla dentro. Lo que no me aguanto. Lo que apasiona. Escribo para recordar y escribo para compartir la memoria. Escribo para seguir leyendo.
Hago regalos. Regalo sonrisas, aventuras, emociones fuertes o sutiles. Regalo minutos. Regalo silencio y calma. Regalo vidas y regalo vida. Y viajes, y lecturas y palabras, sobre todo palabras. Regalo palabras.
Trabajo en equipo. E. me pone las pilas. S. me calma. E. me pone los pies en el suelo. S. sopla fuerte cuando empiezo a batir las alas. E. encuentra niños, personajes, joyas, secretos. E. lo guarda todo (también las cajas), lo amontona todo. S. clasifica, cataloga, ordena, reordena. Las dos sisean fuerte al menos 100 veces al día.
Elijo. Comparo: rechazo y acepto. Puedo escoger. Trabajo con lo nuevo y con lo viejo. Mi mesa está siempre llena, abarrotada.
Sugiero, invito, provoco. Acompaño a otros un trecho del camino. Del mostrador a los estantes. De la puerta al sillón.
Busco (y encuentro) tesoros, algunos brillantes, otros extraños, sorprendentes. Todos valiosos.
Aprendo. Aprendo cada día. Aprendo de lo que leo, de lo que escribo, de lo que busco, de lo que encuentro (y de lo que no), de lo que me piden y de lo que doy. Aprendo cosas y aprendo a vivir mejor. Aprendo de mis compañeras y de los que nos visitan. Aprendo cientos de nombres que no conocía. Aprendo. Mucho.
Tengo… el mejor trabajo del mundo. Soy Bibliotecario.