Fanny Britt, autora de teatro, traductora, escritora de literatura infantil y juvenil, canadiense. Isabelle Arsenault, ilustradora de literatura infantil, también canadiense. Juntas han creado un relato delicioso y estremecedor, oscuro y demoledor.
Hélène, una niña apartada, sola, insultada, aislada. Una niña normal que escapa del mundo a través de la literatura. Jane Eyre, la heroína, la mujer valiente que no necesita un príncipe para ser salvada. Y un zorro: un amigo, una amiga. Una presencia que “se acerca un paso, dos pasos. Tres pasos, cuatro pasos” y transforma la “tienda de las marginadas” en la “tienda de los milagros”.
Una historia que nos escupe a la cara, nuestra indiferencia, nuestro silencio ante el insulto en el que… “todo el mundo se vuelve hacia mí, y de pronto todo se detiene, incluso el aire. A mí se me ha parado el corazón. Está como a la espera. De lo que sea. Auxilio. Refuerzos. De que se acabase el mundo con un poco de suerte.”
Una novela gráfica que hay que leer…
- Porque nos hace conscientes del dolor de los ignorados, los presionados, los maltratados; nos revela, sin paños calientes, el miedo, la soledad de una niña para quien “esperar el autobús en la calle Sherbrooke es como esperar la muerte” y “el invierno se eterniza como un invitado grosero”.
- Porque todo el mundo tiene un truco para sobrevivir, para encarar el rostro más feo de la vida. Porque todo el mundo tiene sus trucos, incluida Jane Eyre: “Leer todo el trayecto aparentando mucha concentración (…) hacer como si buscara algo en la mochila (…) aparentar que estoy muy ocupada (…) esbozar una sonrisa (…) y correr, correr, correr.”
- Porque nadie quiere dar pena. Porque un libro nos puede salvar la vida. Porque las palabras pueden herir, condenar, atravesar, secar, devastar. Pero también liberar, completar, iluminar, y devolvernos al fin una imagen cierta y amada de nosotros mismos. Que falta nos hace.
Publicado en Heraldo Escolar el 22 de febrero de 2017