Pepe Trivez

Presentación de «El lenguaje de los árboles» de Pepa Horno

In LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on noviembre 27, 2015 at 8:50 pm

portada el lenguaje de los árbolesPresentar los cuentos de Pepa es un placer. Porque, antes, hemos disfrutado de las palabras de Pepa –así sin cuentos- de su sabiduría, de su sensibilidad. Y porque hemos visto –en su blog, en sus correos, en momentos privilegiados y cercanos- cómo crecían. Los cuentos. Cómo se formaban, cómo se abrían paso entre informes, talleres, viajes, congresos… Cómo nacían. Cómo se lanzaba un hilo invisible de cariño que iba tejiendo historias que al final lanzando cabos, creando lazos, construyendo nudos… han acabado en papel y tinta, en dibujos y poesía.

Presentar los cuentos de Pepa es un placer. Y una responsabilidad, claro. Porque los cuentos son algo muy serio… ¿o no? Supongo que cabe preguntarse… ¿para qué sirve un cuento? Y si nos ponemos así… también podíamos preguntarnos… ¿para qué sirve un niño. Colas Gutman ya lo hizo en un delicioso álbum ilustrado. Si una vaca da leche, si una gallina pone huevos, sin un perro guarda el rebaño… ¿para qué sirve un niño? Y si un periódico sirve para dar noticias, una carta para estar en contacto, una nota para recordar… ¿para qué sirve un cuento?

No voy a generalizar… pero… los cuentos de Pepa sirven para… caminar. Como el bastón de la portada de El lenguaje de los árboles. Se camina porque sí

 Los cuentos de Pepa sirven para aupar, para elevar, para alzar la mirada y el cuerpo. Sirven para seguir caminando a hombros de gigantes, de una madre –que viene a ser lo mismo-.

Los cuentos de Pepa sirven para proteger. Son espacio seguro. Sea en un bosque, sobre la alfombra o junto al mar los cuentos de Pepa son un rincón donde detenerse un lugar donde sentarse y esperar.

Pero es que además los cuentos de Pepa sirven para sanar. Bálsamo, venda, lenitivo. Caricia, abrazo, beso. Los cuentos de Pepa restauran las heridas, dan consuelo.

Y lo mejor, los cuentos de Pepa sirven para amar. Para dar y recibir amor. Por lo que cuentan. Por lo que callan. Por lo que esconden y por lo que muestran. Son cartas de amor… Porque no hay amor mayor que dar la vida. Y estos cuentos son un trocito de la vida de Pepa. De su vida.

Y ahora vayamos al grano. Aunque hoy se presentan “los cuentos”… me detendré en uno solo: El lenguaje de los árboles. Porque soy profe de lengua. Porque me gustan las palabras. Porque creo firmemente en el poder del lenguaje para transformar…

Érase una vez… Así comienzan todos los cuentos. Así comienza este cuento. Érase una vez un niño que soñaba con ser pájaro… para poder volar.

Un sueño, una ilusión, un deseo… así comienzan todos los cuentos y los viajes. Ya lo dije antes… Al abrir las páginas de este cuento nos encontramos sobre los hombros de un padre, de un abuelo, de una madre… y nos sentimos… en buenas manos.

Es algo mágico. Porque además de todo lo dicho hasta ahora las palabras de Pepa tiene magia, tienen chispa. Crean un universo nuevo, mejor. Construyen –y nos construyen- Pasan lentamente… y sin darnos cuenta… del susurro a la palabra, de la palabra al lenguaje, y del lenguaje… A LA POESÍA.

Y con alguien como Pepa, tan de corazón, tan de tripas, tan de abrazos… las palabras pasan a los hechos… y los vuelven SAGRADOS. El lenguaje de los árboles nos muestra cómo un hecho repetido, cómo un lugar, una presencia, el paseo sin rumbo con un ser querido puede ser el ancla que nos salve, que nos guarde, que nos sostenga cuando el dolor llega. Porque cuando lo inexplicable, lo incontrolable, lo inabarcable nos zarandea… siempre podemos ir al bosque y SENTARNOS. Porque en medio del sufrimiento un GESTO… puede convertirse en SÍMBOLO… y un símbolo puede acabar siendo un RITO.

Pero no hay camino sin peligro ni aventura sin malvados. Los cuentos SIEMPRE corren el riesgo de convertirse en “cuentas”. En cuentas pendientes o cuentas atrás, en cuentas demasiado claras o cuentas corrientes. Y si quien cuenta es PSICÓLOGA el riesgo es mayor. Uno tiene siempre una sospecha en el bolsillo cuando escucha a un psicólogo –doy fe, vivo con una-, uno siempre mira por el rabillo del ojo por si entre la hojarasca y las ramas se cuela una “enseñanza” “un aprendizaje” “una teoría”… A lo mejor hasta era la intención de la autora… Pero yo en El lenguaje de los árboles no he encontrado “moralina”… tal vez sí haya moraleja… y probablemente hay detrás de cada imagen una MORAL generosa y responsable. Pero yo sobre todo lo que he encontrado, lo que cualquiera de uds. encontrarán en este –y en los siguientes- cuento de Pepa… es una MORADA. Disculpen el color y la alusión política. Pero les aseguro que los cuentos de Pepa son hogar, son casa, son morada. Y como dice el felpudo que hay en la puerta de la mía: tu hogar está donde está tu corazón… Así que bienvenidos al hogar de las palabras, del consuelo, del lenguaje de los árboles. Bienvenidos a la casa de… los cuentos de Pepa.

  1. […] mis cuentos, y lo publicó en su blog y me dio permiso para difundirlo. Así que aquí está el enlace a su texto y a su blog de literatura infantil y juvenil, al que seguro os vais a enganchar. Leedlo y […]

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