Pepe Trivez

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El método CHOF. De Roddy Doyle. Ilustraciones de Brian Ajhar

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on marzo 11, 2021 at 6:45 pm

Una obra de teatro, un poema dadaista, una historia desde muchos puntos de vista (hasta el de unas galletas), una locura, un despropósito, un juego de palabras, unos capítulos ordenados como una “rayuela”, unos personajes ex-céntricos y en-trañables, una fantasía, un salto mortal, un cuento, ¡UNA MARAVILLA! Cualquier cosa que se escriba acerca de “El método Chof” ha de hacerse con signos de admiración.

El método Chof es un “castigo” que las risitas aplican a los adultos cuando no tratan bien a los niños. Si mandan a los niños a la cama sin cenar o les asustan, si no son sinceros con los niños… les aplican el método Chof. ¿Que qué es el método Chof? Eso tendréis que descubrirlo vosotros. Eso y muchas cosas más: galletas aburridas, perros que hablan -pero no en francés-, atajos que pasan por el desierto y la Torre Eiffel, niñas que no saben hablar pero que dicen las cosas más interesantes… ¡Todo un descubrimiento este “método Choff” de Roddy Doyle (por lo visto en Irlanda ya lo conoce todo el mundo, vaya, vaya)!

Uno acaba sin aliento y pasa por esta historia del mismo modo: conteniendo la respiración. Pero no la risa. El humor de Doyle es atrevido, desprejuiciado, transparente. La historia es una road movie a lomos de un perro, una búsqueda del tesoro, una cuenta atrás.

Si necesidad de explicar mucho más de la trama y sin olvidar que las ilustraciones de Brian Ajhar son el complemento (o el suplemento mejor dicho) más apropiado que podría tener esta loca historia… creo que es interesante señalar algunos aspectos que hacen de esta obra creada hace apenas 20 años una candidata a convertirse en un “clásico” de la Literatura Infantil de todos los tiempos:

  1. El humor, el humor y el humor. Tan necesario y tan poco presente en algunas obras para los primeros lectores. Un humor “adulto” pero compartido con los niños. Un humor sin condescendencia. Un humor revuelto, trastornado, apabullante, desternillante, enloquecidamente cuerdo.
  2. El tratamiento de los personajes infantiles. Desde el respeto. Y la admiración. La admiración incluso. Una mirada a los niños sin juicio, sin romanticismo ni compasión. Una mirada única.
  3. Las capas, los niveles, las “lecturas” posibles. Que no son todas sesudas ni profundas pero sí originalísimas y diferentes según la mirada de cada lector. Porque la complejidad en la interpretación reside a veces en la simplicidad de los recursos narrativos. Y Doyle hace de esto un arte.
  4. La “metaliteratura”. El diálogo con el lector (adulto y niño), vamos. Los guiños, las bromas, los pactos, el compromiso que el autor solicita humildemente a sus lectores y que hace de la lectura de esta obra una experiencia que hace estallar los límites de lo convencional, que arroja luz sobre las sombras, que despierta los sueños y otorga a quien se entrega a ella la libertad de imaginar sin límites, de cambiar la historia incluso.
  5. Y por último… una vez más el humor. La ironía en este caso. La de burlarse de sí mismo. ¡Un libro que se burla de sí mismo! La de no tomarse demasiado en serio pero hacer que se disfrute de la aventura muy seriamente.

«El viaje de Rosa» de Marika Mailjala

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on diciembre 17, 2020 at 5:19 pm

“Rosa corre por la pista. Las patas del galgo golpean el suelo. Rosa corre a toda velocidad”. Rosa es un galgo de carreras, la más veloz en la pista. Pero Rosa… “sueña con bosques, prados y liebres de verdad. Sus patas se mueven en silencio”. Un día se escapa y corre, corre… atraviesa el bosque, la ciudad, el circo, corre en paralelo al tren y en medio del tráfico. Hasta que encuentra un hogar y dos amigos, en un pequeño parque. Ya no es la primera, se detiene a esperar a sus amigos, juega con ellos. Ya no es un galgo de carreras pero ahora le resulta más fácil respirar.

Esta deliciosa historia de la autora finlandesa Marika Mailjala nos descubre el valor transformador, liberador del viaje. En tiempos de limitación de movimientos, de encierro y de aislamiento, este álbum nos hace correr a lomos de quien busca la libertad en lo sencillo: en el juego, en la mirada limpia, en la aceptación de la propia identidad, en el cuidado. 

«La chica pájaro» de Sandy Stark-Mcginnis

In ¿POR QUÉ LEER...?, RECOMENDACIÓN LIJ on marzo 3, 2020 at 2:53 pm

Alguien le dijo a Sandy Stark… “Creo que deberías escribir para lectores de entre ocho y doce años”. No le hizo mucho caso (ella dice que sí) porque lo que escribió fue una bellísima y dolorosa, lacerante y dulce metáfora de la adolescencia… Una edad SINGULAR.

La chica pájaro es una historia SINGULAR. Una niña a punto de abandonar la niñez sueña con convertirse en pájaro. Abandonada por su madre cuando apenas era un bebé siente que de sus cicatrices brotarán alas que le llevarán lejos, libre.

December (así se llama la niña, el último mes, el último instante de la infancia, tal vez) salta de los árboles para ver si así nacen sus alas. Extiende los brazos y salta al vacío. Se ha roto algún hueso, torcido algún tobillo, se ha magullado, arañado, herido.

December quiere volar. Espera a que vuelvan a crecer sus alas mientras va de casa en casa de acogida tratando de no encariñarse demasiado porque ella sabe que su destino es echar a volar.

December es una niña de 11 años con una cicatriz y muchos silencios. Con un secreto. Y un deseo.

Se publican cientos de miles de libros “para” niños y jóvenes cada año.. Se publican millones de libros en todos los idiomas cada año. Las editoriales (las buenas editoriales) se han convertido en cazatalentos que aguzan el oído y la vista para encontrar historias que “encajen” con su línea editorial, con sus objetivos, con sus principios (sean estos económicos, sociales, críticos… o no).

Blackiebooks encuentra siempre títulos que parecen necesarios, imprescindibles (todos somos contigentes, pero tú… Berlanga dixit).

Me pregunto muchas veces cuando leo (LEO como experiencia, como aventura, como acto de rebeldía y transformación, LEO como necesidad y como expresión de mi libertad, LEO exponiéndome a que la lectura me impacte, me conmocione, altere mi perspecpectiva y me cuestione)… Me pregunto muchas veces -decía- cuando leo de esta manera, cómo hacer para que mis alumnos aprendan a leer de una manera parecida. De la misma no, de la suya. Pero con la suficiente apertura, con la capacidad de sorpresa y empatía necesaria para que historias como estas sean realmente todo lo que pueden ser.

La chica pájaro es un obús, una carga de profundidad, un misil que estalla en el centro mismo de nuestra forma de relacionarnos con niños y adolescentes.

“No creo que los niños sean malos solo porque sí. La mayoría de ellos tiene un motivo. No sé si el motivo de Jenny es bueno o malo; lo único que sé es que no me cae bien”.

El personaje de December es inquietante, complejo, misterioso, mágico. Es soñadora, fuerte, inteligente y fiera: valiente (como un cuervo). Pero Eleanor es una MAESTRA, una MADRE, un modelo y una inspiración. Ambas han sufrido y esconden y acarician sus cicatrices. Ambas han hecho del dolor una parte de sus vidas. Ambas guardan silencio y en el silencio, esperan.

Eleanor es una madre de acogida. La última para December. Acoger, respetar, esperar… intentarlo de nuevo… Eleanor es la educadora (im)perfecta que sabe (por intuición) que solo una mezcla de ternura y vigor será capaz de ayudar a December a abrir sus alas. Eleanor se equivoca, llega tarde a recoger a December al colegio, pierde su casa, se re-inventa. Pero Eleanor también pide disculpas, muestra su fragilidad (no como un chantaje sino como una ofrenda, un acto de fe), se preocupa, se compromete, ama… y sufre.

“-Si no quieres, no lo pruebes. -Eleanor se levanta con su cuenco, va a los fogones y se sirve más sopa-. A mí me gustaría que te gustase lo suficiente para querer tomar un poco, pero, si no te gusta, no tienes que tomártela”.

Y quien dice la sopa, dice la lectura, dice la cultura, la belleza, el arte o las matemáticas. Una lección de pedagogía encerrada en un diálogo.

“¿Qué te gustaría conocer?
-Seguramente no sería un país, una ciudad ni un pueblo. Tampoco sería una casa. Yo prefiero conocer a personas. Se parece mucho a conocer un lugar, solo que, en vez de calles o edificios, o de otros puntos destacados, aprendes el significado de sus gestos, qué tono tiene su voz cuando están contentos, si les gusta cantar o si prefieren solo escuchar…”

Lilo de Inés Garland. Premio Ala Delta 2019

In LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on julio 1, 2019 at 1:24 pm

De niños y de perros. Dicen que el maestro del suspense Alfred Hitchcock dejo dicho aquello de: “No hagas nunca una película con perros ni con niños ni con Charles Laughton”. Supongo que es un “lugar común” como otro cualquiera. Y estoy seguro de que no afecta a la literatura.

En esta novela infantil, ganadora del XXX Premio Ala Delta de Edelvives la autora argentina Inés Garland hace caso omiso al director británico y plantea una historia en la que la “mirada” (el olfato, mejor) de un perro (Lilo) es capaz de ver más allá que los humanos que rodean a su pequeña dueña Emi que anda sufriendo y que ni “aullando” sería capaz de expresar su dolor.

Lilo es un perro ovejero alemán, mestizo, abandonado y recogido. Un perro con complejo de patitas cortas que se oculta ante la perrita Muriel para no quedar avergonzado. Pero Lilo es también un perro con un gran olfato y con un gran… corazón. El olor a levadura y a limón que se desprende de la niña Emi le hace embarcarse en una aventura para “sanarla”, para hacerla oler a chocolate y felicidad. 

Los perros huelen el miedo, y la tristeza. Los perros ladran y enseñan los dientes cuando tienen miedo. Los perros “sienten” y gracias a sus sentidos ven lo que los humanos no vemos. Los niños lloran encerrados en su cuarto, encerrados en su silencio cuando el dolor llega a través de las pantallas anónimas y crueles. “El miedo tiene olor a levadura. Los perros lo sabemos. El miedo te hace sentir que lo que te da miedo es enorme y vos sos chiquito, y la manera de no sentirte chiquito es enfadarte mucho, porque enfadado pareces más grande”.

Lilo convencerá a sus amigos Lio, Armando y sobre todo Olivertwist para investigar quién está detrás de los mensajes del telefonito que tanto hacen sufrir a Emi. Quién y por qué. Una galería de personajes, caninos y humanos que nos roban el corazón y nos mantienen en vilo hasta el final de la novela:

Olivertwist un perro callejero abandonado tras la muerte de su dueño, un bibliotecario enamorado de una legendaria aviadora. Olivertwist… un perro sueltado. “Suelto, solo, huérfano, separado, carente, desprovisto de dueño, de dueña, de novia, de mujer o hijos. Soltero. Libre. Libre como… Libre como… Libre como…”. El perro de un bibliotecario. 

Y la gata Berenice (como la de la poeta Olga Orozco), una gata celosa y traicionera que se dejara seducir por los versos y que al final será capaz de colaborar, incluso, con los perros…

Y los abuelos de Emi. Ava y Héctor. Dos persona(je)s que te encogen el alma, que te rozan el espíritu y te hacen sentir la ternura y el amor incondicional, torpe, auténtico, real de aquellos que nos quieren, que sufren cuando sufrimos y que sin embargo esperan… que están ahí… Con su amor, con su presencia… Ava con su voz… “Una voz que te envuelve como una manta en invierno y te da calor, y te dan ganas de que te siga hablando porque es como una cama blandita, un rincón tibio donde hacerte un ovillo y dormirte porque sabes que nunca vas a correr peligro mientras esa voz esté cerca.” Héctor con su mesura… “El abuelo Héctor es contagioso. Como él es concentrado y tranquilo, los que se acercan se contagian. También cuenta unos cuentos muy buenos que no se terminan nunca”.

Y en el otro lado una niña distinta, una niña que llora la pérdida de su madre y la ausencia de su padre. Kai. Una chica que sufre mucho, y hace daño a Emi… una chica que “…es un misterio. Sufre mucho. Es oscura tenebrosa, lóbrega, sombría, tormentosa, huracanada”.

Perros que huelen el miedo. Niños que viven, crecen, sienten, sufren, se arrepienten, ríen… junto a sus abuelos. Una historia de niños, perros y abuelos.  Una historia sencilla y hermosa. Donde las palabras (y los olores) esconden aprendizajes y belleza. Donde se mira al dolor de frente y se buscan salidas… donde los niños y las niñas descubrirán que… “-Es horrible estar enfadada. -Estar triste también.”

PD: Aunque están «fuera de concurso»… las ilustraciones de Maite Mutuberria… iluminan el texto. A dos tintas la mayor parte de ellas… salpican de color y de luz (de lucidez más bien) la historia de Inés Garland. Crean metáforas (las sombras del parque, las mariposas que escapan de un vestido, las grietas de una pared), ponen voz, dan aroma a las palabras que ya de por sí estaban llenas de magia… Un acierto, sin duda.

Mira Hamlet. De Barbro Lindgren y Anna Hôglund

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on marzo 15, 2019 at 11:10 am

Mira Hamlet. Hamlet no contento. Mamá Hamlet mala. Papá Hamlet muerto.

La tragedia por excelencia reducida a lo esencial. Shakespeare despojado del verso (y la prosa). El drama expresado en una sucesión de oraciones nominales. Cuatro verbos (no es una frase hecha, son cuatro las formas verbales conjugadas en la excelente traducción de Carmen Montes). La soledad, el amor, la venganza, la locura, la maldad, el destino… todo eso cabe en 30 páginas de apenas 20 x 15 cm. Un álbum ilustrado de bolsillo. Literatura de guerrilla. Un asalto a las emociones y a los sentimientos más profundos del ser humano. Un asalto libérrimo e irreverente.

Como si fuera la voz de un niño que apenas ha aprehendido las palabras como objeto y vehículo, como si un pequeño de 2 o 3 años tratara de explicarnos con infinita paciencia el porqué de las reacciones humanas “tan de los mayores”… La voz del narrador nos arroja las palabras con resolución y desparpajo. La autora, Barbro Lingrend (galardonada al principio de su carrera con el Astrid Lindgren) nos ofrece y nos propone una lectura destilada y concentrada del relato shakesperiano: espadas, fantasmas, zumo envenenado…

Las ilustraciones de Anna Hoglund forman un encaje perfecto con el descarado relato de su compatriota Lingrend. Hamlet, un conejo con las orejas caídas, su eterno traje de príncipe -o su traje de príncipe eterno- y la pequeña corona amarilla brillante que acabará (como todas las coronas, como un símbolo, como una premonición) rodando por el suelo… Su padrastro, un ratón taimado y astuto que colabora con la familia de Ofelia “zorros” ambiciosos y sin escrúpulos… Como en una fábula moderna los animales encarnan valores más allá de las palabras o las acciones… Enmarcadas en fondo blanco las ilustraciones acompañan el texto como si fueran poco a poco componiendo un auca o las palabras fueran cartelas que acompañan pequeños cuadros en un museo…

Hamlet ahora loco (…) Ofelia loca también (…) zas.

No se puede decir más con menos. Este álbum representa todo lo que queremos decir cuando hablamos de una obra “sugerente”. Sugiere, invita, provoca, hace guiños traviesos, nos arranca sonrisas -incluso carcajadas- y alguna punzada de nostalgia, nos turba y nos perturba… Puede que alguien desconfíe de la propuesta. No es libro para cobardes ni se deja manipular fácilmente. Pero si se acerca uno sin prejuicios le dura en la boca horas, días… como el sabor del zumo de naranja.

Pintoras. De Angeles Caso y Laura López Balza

In ¿POR QUÉ LEER...?, RECOMENDACIÓN LIJ on febrero 13, 2019 at 3:07 pm

“¿Te gusta el arte? ¡Seguro que sí! ¿A quién no le gustan todas esas cosas maravillosas que hacen los artistas, los colores de los cuadros, las figuras, la luz que ilumina unas parte y deja otra en sombra o las formas tan raras del arte más moderno…?”

¿Te has fijado en la cantidad de autorretratos que hay en los museos? Los pintores en algún momento sienten el impulso de pintarse a sí mismos. Un poquito de egocentrismo, es posible. Pero también la necesidad de decirle al mundo quién son, cómo son, cómo se ven. Y ¡claro! esto no solo afecta a los pintores-hombres… Muchas pintoras fueron grandes artistas y como sus compañeros varones sintieron la necesidad de retratarse de decir(nos): aquí estoy, este es mi arte… disfrútalo.

Ángeles Caso es periodista, escritora, traductora, política… Presentadora de las noticias de TVE, ganadora del premio Planeta… pero además, por formación y por vocación Ángeles Caso es historiadora del arte. Muy pronto se dio cuenta de que si uno mira cualquier manual de Historia del Arte apenas encuentra nombres de pintoras. Hace dos años hizo un libro en el que se propuso contar la historia de más de setenta mujeres que a lo largo de la historia contribuyeron a hacer del arte el reflejo de nuestra propia vida… “Ellas mismas” fue un primer manual de autorretratos de pintoras.

Ahora vuelve con un libro pensado para las más pequeñas, para los más pequeños. Pero no solo. Un libro ilustrado por otra pintora: Laura López Balza. Un libro lleno de color, de contrastes, de historias y anécdotas. Un libro lleno de verdad.

Con el optimismo -o la inconsciencia- de los cuentos… las situaciones más duras, vidas enfrentadas a la cruda realidad de las mujeres en la historia, la desesperanza, la frustración, los límites, la opresión… se cuentan sin rabia… con inocencia, con ternura, incluso.

Cada (auto)retrato, una mirada.
Cada pintora, una luz.
Cada texto, un destello, un acto de justicia poética, una pequeña y amable revancha

Un viaje en el tiempo y en el espacio. Una especial guía de viajes. Un viaje a lo que pudo ser -a lo que debió ser- la historia de la pintura, del arte… poblada de mujeres desde las cuevas prehistóricas hasta el convulso siglo XX.

Ángeles Santos, una de las Sinsombrero… con apenas 17 años… silenciada por la dictadura franquista. ¿Te suena? ¿y Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi, Tamara de Lempicka; Lluïsa Vidal, Berthe Morisot…?

Tienes la oportunidad de conocerlas a todas… y después tal vez quieras visitarlas en los museos en los que se refugian, o las esconden… y descubrir su vida y su arte… Y ¡¿quién sabe?! convertirte también tú en… pintora.

 

PUBLICADO EN Heraldo Escolar el 13/02/2019

«¿Duermen los peces?» de Jens Raschke

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on noviembre 15, 2018 at 5:24 pm

Un libro sobre la muerte. Otro más. Un libro para niños sobre la muerte. Otro más. O tal vez no.

En medio de las delicadas y dedicadas aguas de la polémica, los libros que tratan temas tabú para niños… ya no son tabú. Líricos, icónicos, tiernos (incluso cursis), terapeúticos, pedagógicos (a veces demasiado o demasiado torpemente), literarios o literales (no tanto, de verdad)… El sexo, el mal, el dolor, la muerte… aparecen en álbumes ilustrados con más o menos acierto (supongo que también depende de los ojos que los miran y los leen).

Este no es un libro más sobre la muerte. Y este no es solo un libro para niños.

¿Duermen los peces? es la pregunta que una niña Jette le arroja a su padre a la cara, como quien lanza un reproche, un guante, una decepción o una derrota. ¿Duermen los peces? es una pregunta que encierra una cruda certeza. Los adultos, los seres humanos, los padres (que no siempre son sinónimos) NO LO SABEN TODO, no lo pueden todo, no tienen respuestas para muchas cosas, sobre todo para las importantes:

“-Papá, ¿también los peces duermen?»

(…) tampoco sabía si las lagartijas cogen la gripe, o por qué el sol es caliente, o por qué al tío Jonás le crecen pelos en las orejas, pero no en la cabeza. Papá no sabe muchas cosas…”

Emil ha muerto. Un niño. El hermano pequeño ha muerto. Ya no estará más y la conciencia de su propio dolor, de su propia rabia, de la incomprensión y la tristeza harán que Jette recuerde, añore, se pregunte, se lamente, y finalmente… llore.

Concebida originalmente como una obra de teatro el texto tiene aires de monólogo, de lamento, de quebranto. Pero también respira sencillez, autenticidad, belleza sin adornos. Cuando mueres te entierran… así sin más. Y te comen los gusanos (así habla el padre de Jette y Emil, sin consuelo, sin contemplaciones). Pero también podemos decir que …cuando mueres te crecen flores en la barriga.

Las nubes negras son metáfora y símbolo (aunque haya quien crea que la LIJ no usa de metáforas). Metáfora infinita, con capas y capas de significado que la niña Jette no pretende desentrañar. Las nubes negras como todas las metáforas de los niños son necesarias y radicalmente libres. Son porque tienen que ser. Y son lo que tienen que ser. Aunque no sepamos explicarlo. Como tantas cosas:

“¿Pero por qué no se mueren las personas en los cuentos?”

La muerte sin poemas, la muerte prosaica, la muerte pragmática que alcanza a todo lo que está vivo. Así sin más:

“-Por eso nos morimos, también. Para hacerles lugar a las personas nuevas.
-Odio a las personas nuevas”.

Y el dolor. El de los adultos que lloran, que callan. El de los niños que se preguntan cómo serán las cosas después del dolor

“Cuando nos subimos al coche para ir a casa seguía lloviendo. Y mamá volvió a llorar, y papá volvió a callar. Yo (…) me pregunté cómo serían ahora las cosas”.

Las nubes son símbolo, metáfora abierta en canal. Por eso al final las nubes negras se van aclarando poco a poco hasta llegar a ser blancas… O no.

“Mis nubes poco a poco vuelven a ser más claras. Cada semana un poco más. ¿Será que algún día van a volver a ser blancas?
Ni idea. Hay que esperar. Pero a lo mejor tampoco tienen por qué serlo.

PARCO de Alex Nogués y Guridi.

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on noviembre 7, 2018 at 6:00 pm

«A la muerte, sin rencores». La dedicatoria de Guridi recoge el espíritu de este álbum. Un libro sobre la muerte divertido y esperanzado. Sin Dramas y sin miedos.

«Cuando Guridi me pidió que escribiera un cuento alegre sobre la muerte, no pude evitar que, de manera inconsciente, los escenarios y los personajes que imaginaba se desplazaran a México…» Así habla el autor del texto Alex Nogués y nos da la segunda clave de este cuento visual y sonoro.

Una particular guía de lectura que acompaña y cierra el álbum. Marca de la casa (la editorial Akiara nace con vocación de afrontar temas poco convencionales) es más que una propuesta, una charla entre amigos, un rato con los lectores al terminar la lectura… Algo así es esta guía de lectura donde puede leerse:

«Las calaveritas son pequeños poemas divertidos que, a modo de epitafios narran la muerte de personas en vida de estas (…) Piensa en alguien y dedícale una calaverita. No es reírse de la muerte, es tan solo hacerla más liviana…».

Pero vayamos con el álbum: Parco es un esqueleto que, como cualquiera de su especie, aspira a DESCANSAR EN PAZ. Pero su perro Rulfo, sus amigos, sus vecinos, sus hijos y su amada esposa se resisten a dejarle ir.

Parco busca entre el sonido rítmico del verso el descanso prometido a los muertos (y el brazo que su perro, juguetón le ha arrancado). En su regreso al mundo de los vivos Parco re-vive sus experiencias fundamentales y recorre los lugares que le fueron queridos, los lugares donde se le recuerda y así se le mantiene con vida y emoción. La charla con los amigos, el juego con sus hijos tirados por el suelo, el baile con su amada al caer la tarde son los últimos nuevos recuerdos que Parco se llevará de nuevo a la tumba… con la tristeza de la despedida y la dulzura del amor compartido.

Parco es como su nombre… un esqueleto de pocas palabras pero cada una de ellas contiene la esencia de lo que conforma la vida humana, des-complicada, simple, plena.

Un libro que arranca sonrisas y lágrimas según se mire, o según se lea. Un álbum en el que la imagen ilumina (o des-ilumina, por lo oscuro de la muerte) palabras de esperanza, de ternura, de VIDA.

DLD2: La isla de Abel

In DLD, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on octubre 22, 2018 at 5:44 pm

Tras el recientemente premiado Doctor de Soto, Blackie Books vuelve a publicar una de las obras «infantiles» de William Steig. El caricaturista y escritor neoyorquino escribió La Isla de Abel ya cumplidos los 70 años. Su tardía llegada a la escritura no le restó ni un ápice de la energía, la lucidez, la ironía y la sutil crítica social que ya había desplegado en unos 1600 dibujos y más de 100 cubiertas del New Yorker . 

La isla de Abel es una fábula que cumple escrupulosamente (o quizá no tanto) con gran parte de la ortodoxia del género: animales personificados que hablan y se comportan como humanos, crítica social y una enseñanza moral más o menos explícita.

Sin embargo este libro, como muchos libros infantiles, es más. Mucho más. Para empezar La isla de Abel es la prueba (una más) de que la literatura infantil puede ser gran literatura. Una historia aparentemente banal e inocente, un ratoncito perdido en medio de una tormenta, un ratón de ciudad que ha de hacerse a la vida salvaje y encontrar las capacidades adormecidas por su vida acomodada… construyen un relato que toca el fondo del lector, que cuestiona convenciones, que atiza el fuego de la pasión por la vida que late en todos nosotros -a veces ya en rescoldos-.

La novela no toma a los niños como rehenes ni los reduce a su categoría de «aprendices». Plantea temas esenciales acerca de cómo somos, cómo actuamos en situaciones de crisis y en definitiva de quiénes somos. Y lo hace con un lenguaje cuidado, una narración clara y eficaz, con oficio -esa cualidad del narrador que hace parecer fácil contar aquello que es complicado-.

Un ratón «doméstico» (en realidad más bien aristocrático) atrapado en una isla es capaz de enseñarnos (y enseñar a los jóvenes lectores) que la vida es así, un poco salvaje, muchas veces confusa y compleja, otras demasiado simple. Y que podemos añorar comodidades o sutiles placeres o disfrutarla a borbotones.

Para leerlo en familia. No. Para leerlo toda la familia.

«Cuentos con amor para un mundo mejor» de Begoña Oro

In LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on julio 9, 2018 at 12:28 pm

Begoña Oro es una gran narradora. Begoña cuenta cuentos, cuenta historias, cuenta los días (para escaparse a las montañas), cuenta con sus amigos y cuenta por decenas los títulos publicados. Begoña Oro es madre de una ardilla, de un niño en un carrito, de dos hermanos enredados siempre en misterios de barrio. También es madre de un niño de verdad.

Begoña escribe para niños y para jóvenes. También para mayores. Lo hace siempre con un humor afilado y preciso, un humor que esconde mucho más de lo que revela, con juegos de palabras, con alusiones escondidas, con una mirada a la realidad llena de desparpajo, irreverente y amable a un tiempo.

Me gusta leer los libros infantiles de Begoña porque están escritos con cuidado, con un respeto infinito, casi con reverencia (al menos con temor, o con temblor), pensando siempre que la inteligencia de los niños ve más allá y que no valen engaños ni trucos. Begoña cuenta las palabras, acaricia los adjetivos, elige con cuidado los verbos, desliza guiños y reparte sonrisas escondidas entre líneas…

Pero la mejor Oro, la mejor de todas, cuando escribe, es la que se siente profundamente LIBRE. La que deja volar su imaginación sin freno. La que escribe sin pauta, la que imagina un avestruz que sueña con ser astronauta, la que escribe en verso o en prosa (¿a quién le importa?!), la que canta y cuenta.

Eso es lo que encontramos en Cuentos con amor para un mundo mejor. Viene después de Cuentos bonitos para quedarse fritos. Los dos con Beascoa. Los dos una colección. Los dos ilustrados con cariño y trazo libre… (uno por Cuchu, otro por Marisa Morea). Cuentos de noche y cuentos de día.

Retahílas, poesía sin rima y rima sin poesía. Un montón de historias mezcladas aparentemente (solo aparentemente) sin orden ni concierto “¡qué trapatiesta!”   10 cuentos. 10 fábulas. 10 emociones (y más).

Y como es una recopilación muy muy libre… está llena de intención. De sobra conocida es la polémica acerca de si la literatura infantil debe “contener mensaje”, si debe permitir que la moraleja se muestre explícita y reconocible, si puede ser “educativa”. Pues sí. Puede. La literatura infantil -como la otra- puede ser lo que le dé la gana. La literatura infantil -como la otra- puede servir para muchas cosas… Y eso les pasa a estos cuentos… Están llenos de amor, de literatura, de ternura, de humor, de irreverencias, de torpezas, de alegrías, de sueños cumplidos y por cumplir… Están llenos de amor y están escritos para CAMBIAR EL MUNDO. ¡Qué alegría!

Desde lo pequeño, desde el detalle, desde la convicción de que las emociones son capaces de transformarlo todo alrededor, desde la necesidad de tomar partido… la Oro comparte estas historias para hablar de la belleza, de la generosidad, de la delicadeza, de la cortesía, de la valentía, de los sueños y de la bondad…

Historias que hay que leer con una sonrisa en los labios, con los ojos abiertos y con el corazón en la mano porque… “Si estás sonriendo y nadie te ve,/es como hablar con la pared.”

Historias que atraparán a los niños que las escuchen y los adultos que las cuenten. ¿Qué por qué lo sé? “-¿Y tú? -preguntó el oso-. ¿Cómo sabes tanto?/-Porque leo de vez en cuando.”

Historias que entroncan con la literatura tradicional, con el nosense de los mejores autores LIJ, con la celebración del juego de Rodari o con la mirada atrevida de Dahl: Niños impacientes, gritones, tragones y musicales, insomnes, Príncipes y princesas…

Cuentos de fábula: libélulas presumidas y arañas malvadas, hormigas, mariquitas, moscardones y escarabajos… con cualidades ocultas, osos polares perdidos y gaviotas ecologistas, una avestruz astronauta, una vaca muuuda y un pajarito ito ito tartamudo. Y hasta una ardilla que sin duda es familia de otra más famosa, RArita y SIncera…

¿Algo más? Sí. Al final de cada cuento, un poema. Al final de cada lectura un verso que se te queda rondando el corazón, que te hace sonreír sin dobleces y apostar una vez más por lo bonito, por lo bueno, por lo verdadero que, sin duda, cambia el mundo.

Poesía, que algo queda

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