Pepe Trivez

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«El viaje de Rosa» de Marika Mailjala

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on diciembre 17, 2020 at 5:19 pm

“Rosa corre por la pista. Las patas del galgo golpean el suelo. Rosa corre a toda velocidad”. Rosa es un galgo de carreras, la más veloz en la pista. Pero Rosa… “sueña con bosques, prados y liebres de verdad. Sus patas se mueven en silencio”. Un día se escapa y corre, corre… atraviesa el bosque, la ciudad, el circo, corre en paralelo al tren y en medio del tráfico. Hasta que encuentra un hogar y dos amigos, en un pequeño parque. Ya no es la primera, se detiene a esperar a sus amigos, juega con ellos. Ya no es un galgo de carreras pero ahora le resulta más fácil respirar.

Esta deliciosa historia de la autora finlandesa Marika Mailjala nos descubre el valor transformador, liberador del viaje. En tiempos de limitación de movimientos, de encierro y de aislamiento, este álbum nos hace correr a lomos de quien busca la libertad en lo sencillo: en el juego, en la mirada limpia, en la aceptación de la propia identidad, en el cuidado. 

«El asesino de Alfas» de Patricia García-Rojo. A modo de reseña (que no lo es).

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on noviembre 17, 2020 at 12:16 pm

Patricia García-Rojo es una escritora de premio. Desde que su «Lobo» quedara finalista del Premio Gran Angular en 2013 (con la misma novela se alzaría con el Mandarache en 2016) no ha dejado de atesorar galardones: Con «El mar» consiguió por fin el Gran Angular y con «El secreto de Olga» obtuvo en 2019 el X Premio Anaya de Literatura Infantil. Entretanto ha escrito una saga de género fantástico (los portales de Éndonon), una serie de literatura infantil (la pandilla de la lupa), y un buen puñado de libros de poesía (uno de sus grandes amores, sin duda) que además recoge y comparte generosamente en su blog ridícula calamidad.

En este extraño y ya de por sí distópico 2020 nos ha vuelto a sorprender con «El asesino de Alfas». Una distopía realista, fantasía atravesada de realidad, un universo imaginado que convive con un paisaje vivido, encarnado, real. Málaga, Marbella, Mijas, Fuengirola… la Costa del Sol alberga a dos de las familias «menores» de perceptores que habitan en España. Los perceptores tienen uno de los cinco sentidos desarrollados al máximo: Oído, Gusto, Tacto, Olfato y Táctil… Los Alfa son capaces de abrir todos sus sentidos llevándolos a un nivel de desempeño excepcional. Esto les convierte en seres poderosos capaces de ejercer un vínculo de fidelidad y obediencia que somete al resto de los perceptores. El «reclamo» es un lazo poderoso que puede ser usado para proteger, cuidar, sostener, salvaguardar la familia y su extraordinario modo de vida; o también para someter, influir, sojuzgar y hacer servir a toda esa familia a los intereses y caprichos de su Alfa.

Agrupados pues en familias, los preceptores se organizan jerárquicamente en torno a los más poderosos en dinastías que se esconden en las tinieblas y que sirven cada país al más fuerte de los Alfas: el Monarca. «… forman parte de las esferas más altas de la sociedad (…) sus sombras alcanzan a los gobernantes del mundo entero, a los dueños de las mayores multinacionales. Hubo un tiempo en que las luchas de poder entre perceptores arrastraban a la guerra a los ejércitos humanos como quien juega partidas de ajedrez sobre el mapa del mundo…». Una suerte de club Bilderberg con poderes inimaginados.

Pero en medio de esta opresiva organización o, mejor dicho, al margen de ella, viven algunos Alfas libres: perceptores que han escapado al «reclamo» y tratan de hacer sus propias vidas ocultando su especial condición. Kate y su tío Mateo pertenecen a este reducido grupo, nómada y oculto hasta que un hecho inesperado, el asesinato de un Alfa, desvela su existencia y hace que Kate pase a formar parte -obligada por la fuerza del «reclamo»- de la familia Galán.

A partir de aquí… dos historias -o más- paralelas y complementarias se extienden a lo largo de una novela tejida con hilos invisibles, delicados, agudos y hermosos, profundamente hermosos.

De un lado, Kate es adiestrada como Alfa por Óliver, su captor y mentor, su guía y guardián. En medio de una familia dedicada al banal negocio de la imagen, una familia inoculada en las más exclusivas y superficiales vidas del lujo y el espectáculo… Kate descubrirá la ambigüedad de los vínculos, la infinita paleta de grises que se encuentra entre el blanco y el negro. Un aprendizaje vital. Una iniciación a la vida que revela su verdadera naturaleza. Por eso el personaje, atrapado, «… no puede evitar preguntarse si toda esa visión maniquea de la sociedad de perceptores no es también exagerada. La cabeza de familia solo ha utilizado el reclamo para que Kate no se rebelara. El resto del tiempo lo ha invertido en su felicidad: le ha proporcionado un techo, comida impresionante, entrenamiento, material para realizar sus cuadros (…) la ha aleccionado para que viva como una Alfa, con sus percepciones abiertas, disfrutando de un mundo de estímulos, solo para ella».

La capacidad y la necesidad de vivir al máximo, de abrir los sentidos (y con ellos la mente, el corazón y el alma) a la realidad abrumadora, exhuberante, intensa, generosa y, sobre todo, suya. El resto de tomar la vida en las propias manos, contemplarla, saborearla, exprimir cada segundo, cada pálpito, cada latido, cada olor, cada sabor, cada emoción que estalla, que revienta, que se expande bajo la piel, balo los sentidos afectando a todo lo que somos…

Una metáfora lúcida, brillante, luminosa, acerca de la necesidad de vivir plena, conscientemente. El aprendizaje de Kate es el aprendizaje de todo adolescente adormecido, anestesiado, abrumado por la vida y por estos tiempos trágicos y fríos.

Patricia García-Rojo conoce bien la materia de la que están hechos los sueños, la lana que teje el tapiz de una vida que empieza a ser vivida (la del adolescente, la joven, el joven lleno de temores y hambre por la vida). Patricia conoce bien la materia de la que está hecha la adolescencia y por eso la novela es una invitación, una promesa, una guía de supervivencia: «Tienes que ponerte en paz con tu naturaleza -insiste Óliver mientras conduce de vuelta a casa-. Has aprendido a vivir negando que eres una perceptora, y eso es desolador. El mundo entero se ha hecho para ti, Kate. Eres una Alfa y no hay nada malo en ello. Ya no».

Y de otro lado la libertad, la identidad, la necesaria rebeldía ante el poder. «Tus sentidos están abiertos y eres capaz de percibir todo lo demás, pero eliges concentrarte en lo que permanece». El libre albedrío y la necesidad de pertenencia, la protección del grupo y la intemperie de construir el propio destino, la propia vida. Sin respuestas fáciles, sin atajos. Con la complejidad y la unción que exige esta exploración en las raíces de la libertad, del vínculo, del amor, la familia.

Y todo esto envuelto en una trepidante novela de intriga, espionaje, con ecos de Kill Bill y el la saga de Bourne: persecuciones, combates, apasionados romances, celos, tiernas amistades, apariencia, engaños y misterio. Una novela trazada para ser transitada con la respiración contenida, con las pupilas dilatadas y el corazón en un puño, como quien espera una explosión (como el sonido de un Alfa al morir), con la boca entreabierta y las manos crispadas. Una novela que juega con el lector mostrando y ocultando, apuntando con el dedo y desviando la atención, lanzando hilos azules, rojos, violetas que insinúan historias aún por contar.

Mención aparte merece el papel del arte, de la belleza, en la novela. Un personaje más, un papel protagonista, un instrumento necesario o la única explicación de lo imposible. La protagonista utiliza sus «poderes» para expresarse a través de la pintura, del arte. Pero al mismo tiempo emplea la belleza para comunicarse en clave con su tío Mateo. Un intercambio de mensajes instragrameados a través de detalles mínimos, delicados, ocultos en grandes obras de arte que es, sencillamente, un hallazgo feliz. Así se denomina en la literatura aquellos recursos, imágenes, metáforas… que encuentran nuevas vías de expresión, de emoción, de ilusión. La belleza salva y explica. La belleza comunica y construye complicidades, alberga, alimenta, permite, a pesar de todo, seguir respirando. A los personajes de esta «El asesino de Alfas» y a todos nosotros. Gracias Patricia. Gracias por la belleza.

La versión de Eric. De Nando López. Premio Gran Angular 2020

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on mayo 24, 2020 at 8:15 pm

Un joven entra en una comisaría de madrugada para inculparse de un crimen. Eric tiene 20 años y ha triunfado como actor en la última serie de éxito. Todo amenaza con derrumbarse a su alrededor con esta decisión pero él permanece tranquilo. Mientras a su alrededor, su representante, la  policía y una mediática abogada tratan de ordenar y dar sentido a los acontecimientos en su interior Eric nos va contando (se va contando) su versión. Los momentos, las razones, las casualidades, los hechos que le han llevado hasta esta madrugada en la que su vida parece acabarse. O tal vez, recomenzar. 

Eric es un joven trans. También ha sido y es un niño (joven ahora) con altas capacidades. Su biografía, sus recuerdos, las ausencias y las heridas, las decisiones y sus consecuencias han estado inevitablemente unidas a quien es. 

Y sin embargo, esta no es una novela sobre la identidad. O mejor no lo es sobre el tópico, el cliché, la reducción de las personas trans a su “proceso de cambio”: el morbo y la compasión paternalista a partes iguales, la tolerancia (cómo si hubiera algo que tolerar). No es una novela para “explicar” nada, ni para “justificar” nada. 

Más bien es una novela sobre la necesidad de “poner nombre” de “ponerse nombre”. La fuerza de las palabras, su poder transformador, conformador de la realidad. La necesidad de encontrar “el verdadero nombre de las cosas”, esfuerzo que no cambia la realidad pero sí la hace asumible, abarcable, asimilable. 

De toda historia hay diferentes versiones. La realidad es caleidoscópica y la mirada que la observa transforma lo ocurrido, lo vivido, lo sentido. Por eso en esta novela los personajes viven su propia evolución, la aceptación (o no) de su pasado, el dolor, el rencor, el miedo… de maneras diferentes. Cada una, única e intransferible. Como todo lo auténtico. 

Los personajes de Nando son siempre auténticos: personajes “encarnados”. Son algo (mucho) más que una construcción necesaria para el relato. Son seres autónomos que van dando forma a su propia voz a la largo de novela. Personajes inspirados, habitados, por historias reales en las que el dolor y la luz, la euforia y la pasión, la irrefrenable, la arrolladora fuerza de la vida se impone siempre, con honestidad, sin trampas.

La novela es un thriller. Un thriller juvenil intimista (la denominación es del propio Nando). Y por eso nos atrapa, nos lleva y nos trae, nos envuelve en un vertiginoso recorrido que incluye (más bien se constituye de) saltos al pasado necesarios porque el pasado nos explica, nos construye, nos hace ser lo que somos. La narración mantiene en todo momento la tensión necesaria. Es rápida e intensa. Se acelera por momentos mientras mantiene ocultas algunas claves necesarias para entender lo ocurrido. Juega con el tiempo. Un tiempo que se alarga en la espera de una sala de espera en comisaría, que se precipita en el instante justo de un accidente, un arrebato, un impulso. Y además encara otros temas como el éxito, el triunfo y el fracaso. La banalidad de las relaciones y su hondura. La necesidad de afecto. El sentido de amistad. La aceptación y el rechazo. La diferencia y el acoso. La venganza. No elude siquiera (porque forma parte de la trama y porque forma parte de la realidad adolescente) la sensación de vacío, el sinsentido de la vida, el impulso de dejarse ir y quitarse la vida. Todo ello contado desde las entrañas. A frases cortas y contundentes. Erráticas a veces. Sinceras siempre. Todo ello contado desde la mirada de un joven que trata de hacer lo correcto, de asumir sus actos, su pasado y, sobre todo, de encajar cada pieza y seguir viviendo.

«En las redes del miedo» de Nando López

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on mayo 9, 2019 at 1:37 pm

La versión corta: Un grupo de jóvenes en su último año de instituto. Dos vidas que se cruzan en las redes y fuera de ellas. Dos mundos comunicados por hagstag y clics. La vida “real” fuera y dentro de la Red. La incapacidad de comunicarse. El aislamiento, la soledad. Dos jóvenes que cargan con una tragedia a sus espaldas y que tratan de vencer a sus fantasmas, de superar sus miedos… Un incendio. Dos víctimas (o tal vez muchas más). Un montón de preguntas y una noche por delante.

La versión “extendida”: En las redes del miedo es una novela compleja: una red de referencias, canciones, temas, obsesiones, emociones, intuiciones y preplejidades tejida en torno a la vida de un puñado de adolescentes cualquiera. Un puñado de jóvenes que cargan ya con una mochila emocional pesada, sucia, desordenada. Un puñado de jóvenes que empiezan a vivir sin olvidar que YA han vivido, que YA están viviendo.

La vida entre paréntesis. La adolescencia como ese período de la vida en el que cuenta tanto lo que se dice como lo que no se dice. Lo que queda entre paréntesis. Lo que se esconde entre líneas. La adolescencia como ese período de la vida que se construye en los vacíos que deja el tiempo, los estudios, los tópicos y los prejuicios. La adolescencia como ese momento que nos construye, nos determina, nos delimita.

La novela reconstruye la noche en que Laia y sus amigos recorren las calles de su barrio en busca de de Joel y Dani. Un incendio en su instituto ha disparado todas las alarmas, la búsqueda de sus amigos se convierte en el motor de una historia que avanza en vías paralelas. Un viaje en la noche… Una noche para corregir lo incorregible. Una noche para expiar los pecados. Una noche para encontrar la verdad. Como Max Estrella y Don Latino en Luces de Bohemia.

Las referencias literarias son una clave (y una llave y una puerta) en la novela. El guardián entre el centeno. Por el camino de Swann. Sallinger y Proust. Pero también otras menos “canónicas” y quizá subconsciente o simplemente casuales: Me recordó al clásico de la literatura del maestro Sierra i Fabra Campos de fresas: Un grupo de adolescentes buscando al camello que ha vendido una pastilla de extasis que ha dejado en coma a su amiga mientras ella se debate entre la vida y la muerte. Y por supuesto la búsqueda del héroe. Telémaco (citado en la novela), Ulises tratando de “volver a casa”… El padre ausente (el de Dani) o peor aún el padre derribado del pedestal, de la idealización infantil (de Joel)…

La música juega un papel protagonista también. Vetusta Morla, Muse, … La música como lenguaje, como código, como lugar de encuentro. Mensajes en una botella que los protagonistas arrojan a un mar virtual esperando que caigan en las “redes” adecuadas (y deseadas).

La literatura de Nando es militante, civitante. Una literatura que toma partido. No siempre fue así en la Literatura Juvenil. Y quizá en algunas de sus novelas su “beligerancia” llamara la atención (¡qué falta hacía y hace que llame la atención! ¡qué necesario que algún día no sea necesario!). Ahora está integrada, forma parte de la construcción de personajes, de su mirada sobre el mundo, de su denuncia serena pero firme de lo que no está bien, de lo que aún no está bien.

Trabajo en un cole desde hace 20 años y conozco Laia, a Joel, a Iris y Mikel y Nelson. A Bea y Dani. A Aaron. Son personajes “reales” porque representan historias reales… Y nos cuestionan y nos interpelan y nos recuerdan que no todo fue siempre fácil, que sigue sin serlo.

Y conozco los miedos. Las redes del miedo. La red de mentiras “que justificamos con buenas intenciones -para no preocupar, para no hacer daño, para no causar males mayores…- y que, en realidad, lo único que han conseguido es aislarnos”.

Nando escarba en las sombras, en el lado oscuro de sus personajes -intuyo que también en el suyo propio-. Sin juzgarlos. Con una mirada desprejuiciada pero incisiva. Queriendo saber. Buscando entender. Con la reverencia y el respeto de quien se sabe testigo de algo íntimo, frágil, auténtico: el alma de los adolescentes.

Y lo hace sin ocultar nada, sin evitar lo que nos incomoda, lo que nos duele, afrontando el sufrimiento, la violencia, el drama que a veces envuelve a los jóvenes: “Un Columbine. Un asesinato como el de aquel tío que se cargó a su padre reventándole la cabeza con una máquina de escribir. O un tiroteo tan atroz como el de Florida”… Un guiño a La edad de la Ira… La ficción y la realidad cruzándose sin hacer distinciones.

En las redes del miedo es un tratado de emociones, de miedos, de secretos, de angustia y de silencios. Pero también de amistad, de esperanza, de ganas de seguir adelante, de certezas (conquistadas a golpes a veces), de comienzos y de oportunidades… Sin clichés, sin tópicos, sin simplificaciones, sin atajos.

En palabras de Laia. “No existen. No hay atajos. Y si los hay, no llevan a ningún lugar que merezca la pena.”.

Biografía de un cuerpo. De Mónica Rodríguez. Premio Gran Angular 2018

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on abril 18, 2018 at 4:45 pm

Un joven se mira desnudo en el espejo. El vaho y el calor se mezclan con la confusión, el asombro, la turbación de ser adolescente. La perplejidad ser, de crecer, de domesticar a un cuerpo y a un alma que crecen asilvestradas, a empujones, con la fuerza irreverente de la vida.

Una novela que comienza así: desnuda, descarnada, encarnada, honesta… solo puede ofrecer eso: una historia que se atraviesa en la memoria de quien un día fue joven y golpea el estómago, las vísceras, el corazón de quien como el protagonista se enfrenta a la tiranía del tiempo, de la carne, del cuerpo.

Un joven bailarín con las piernas «demasiado duras». Una leyenda de la danza que cayó en el pozo de la locura (un adolescente y Nijinsky). Un padre exigente y apasionado, admirador y juez de su propio hijo… Una madre firme y tierna, preocupada, esperando, confiando. El paralelismo entre la historia del muchacho y la del famoso bailarín polaco nos enfrenta al dilema, al conflicto padre-hijo, a los rencores, las heridas, las esperanzas depositadas, las decepciones, el miedo, el abandono. Con un fondo kafkiano que nos abre las las carnes como la mítica carta pero que nos muestra también el rostro frágil, atormentado, herido del padre. Esa relación con el padre, el enfrentamiento, es sin duda uno de los ejes de la novela. Pero también la relación entre iguales, el descubrimiento -siempre íntimo, siempre terrible- del amor, y del sexo. El egoísmo propio y el ajeno.

Biografía de un Cuerpo es un diario de sensaciones. Una hoja de ruta para la adolescencia, para la entrada en la vida adulta, para el tránsito. No hay capítulos. Una sucesión de secuencias ininterrumpida. El paso del tiempo es una superposición de emociones, de rabia, de temor, de pasiones y dudas.

Y las palabras son acero, bálsamo, orfebrería y sillares. El lenguaje de la novela es delicado y directo, elaborado y hondo. Un lenguaje contundente: «La vida es una puta mierda».  Un lenguaje que atraviesa la coraza del joven lector (y del adulto) y le araña el alma. Un lenguaje lleno de ritmo y colores, matices: «No sé quién es pero su nombre es musical, suena como una cascada, como un tintineo. Es un nombre de violín, amarillo, rabioso. Titiritero. Nijinsky».

La adolescencia es en esta novela… «una pincelada impresionista». El cuerpo. El hastío. La soledad. El milagro. El desconcierto. A estas líneas les falta ligereza, les sobra INTENSIDAD. Como a un adolescente. Uno se siente así. Con la zozobra, la vergüenza, la rabia, la torpeza, la pasión y la sinrazón de quien vive en conflicto con su propio cuerpo, que es su propio yo.

La vida difusa, confusa, profusamente contada… Cada detalle, cada tirón, cada gesto, cada gota de sudor recorriendo la espalda. El dolor (físico y emocional)… El adolescente frente a todo y frente a todos: Frente a la profe que le dice «puedes hacerlo mejor». Frente al padre cuya sonrisa tanto le gustaba de niño y tanto le irrita ahora. Frente al mundo de los adultos, frente al mundo… «estoy harto de someterme siempre. El cuerpo, los adultos.»

Y la esencia de lo que uno es… «hay algo que es solo mío, que soy yo, un puñado de gestos, esa mirada torva, tímida, confusa…»

El personaje de Nijinsky, perturbador, una historia con dos versiones. O más. Mucho dolor.

Y al final una novela que se lee con «…un ligero temblor que demostraba la tensión interna…» Con la sensación de ser un adolescente que trata de vivir que «trata de saltar y no despega del suelo». Como en una pesadilla. Y la poesía. Y el silencio de una madre que deja en la mesa mensajes de ternura, de confianza ciega, de fe.

 

POR QUÉ LEER «El hotel» de Mónica Rodríguez

In ¿POR QUÉ LEER...?, RECOMENDACIÓN LIJ on enero 24, 2018 at 11:38 am

¡Qué ganas tenía de publicar esta «invitación a la lectura»! Razones para leer a Mónica Rodríguez hay muchas. Pero quiero destacar una: LITERATURA. Así escrito, con mayúsculas. Su mirada sobre el mundo es original, delicada, afilada, socarrona, tierna… y única. Su mirada sobre la niñez es diferente. Si queremos que nuestros hijos/as, alumnos/as sientan la literatura como una puerta, como una ventana, como una confidente, como una compañera… las novelas de Mónica son un buen camino. Y El hotel un buen lugar para descubrirlo.

“De pequeña viví en un hotel. Fue cuando murió mi padre. Mi madre hizo las maletas y nos subimos a un tren”. Así comienza “El hotel”. Unos niños y una madre se refugian del dolor de la pérdida en el viejo hotel familiar del abuelo Aquilino. Servando, Jacinta, Amalia, Rosa, Manolo, Azucena, Violeta, Florencia, Juanita… Y el perro Nicanor. Son los del hotel. Un puñado de parientes y un pequeño grupo de “clientes fijos”: una viuda que (sueña que) viaja en crucero, un notario, un forense y una pareja de Canadá.

Un lugar lleno de locura y de ternura que se verá alterado por la llegada del Señor X, un inspector con mal genio y la posibilidad de cerrar el hotel.

El hotel es una algarabía, una astracanada, un despilfarro de risas, cantos, lágrimas y alegría. Una historia de trenes, de barcos, de viajes y engaños… que hay que leer…

  • Porque su autora tiene la mirada aguda del niño que sufre, que siente, que observa, que espera y que sueña; la mirada herida de quien no esconde el dolor de la ausencia. Porque los niños de Mónica Rodríguez recuerdan a los de Ana María Matute: solitarios, encarnados, como una chaqueta roja en un una foto en blanco y negro.
  • Porque más que una novela es una obra de teatro, una mascarada, un baile alegre de disfraces donde nada es lo que parece y uno acaba siendo lo que quiere ser. Porque los personajes son “tipos” que no esterotipos… reconocibles y originales: únicos.
  • Porque a pesar del amor, a pesar del humor –y ambos están muy presentes en la novela- la poesía se derrama en cada gesto, en cada historia de las que forman tesela a tesela este mosaico de vidas, emociones, sueños, frustraciones, angustia y miedos. Todo al calor del hogar, todo alrededor de una mesa.

Publicado en Heraldo Escolar el 24 de enero de 2018

 

DIARIO DE LECTURA 6: Editar en voz alta. Elsa Aguiar

In lecturas curso 2017 2018, RECOMENDACIÓN LIJ, REFLEXIÓN LIJ on octubre 3, 2017 at 1:23 pm

Editar tiene algo de alquimia, mucho de oficio y una pizca de magia. Conocí el blog de Elsa hace años porque era una referencia para la LIJ. Sus opiniones me parecieron siempre sugerentes, lúcidas, arriesgadas. Disentí a veces pero siempre tuve la sensación de estar leyendo a alguien que «sabía de lo que hablaba».

La Fundación SM publicó sus «entradas» en forma de libro (como debía ser). Y esto es lo que me encontré. Mucho más que un blog. Un libro. Lo he disfrutado (lo sigo haciendo, lo seguiré haciendo, porque me temo que es un libro de los de re-leer muchas veces). Lo he disfrutado, intuyendo el dolor, el temblor, el respeto con el se editó.

En diálogo. La editora pone las palabras de Elsa a dialogar con escritores como Begoña Oro, David Lozano, Gonzalo Moure, Roberto Santiago, Belén Gopegui, Jordi Sierra i Fabra, Laura Gallego, María Menéndez-Ponte, Rosa Huertas, Agustín Fernández Paz, Care Santos, Alfredo Gómez Cerdá, Jorge Gómez Soto, Daniel Nesquens…Con editores como: Berta Márquez, Paloma Jover, Xohana Bastida, Paloma Ferrer. Con expertos como Victoria Fernández… Y del diálogo surge -de nuevo- la magia. La magia de las palabras compartidas, de la pasión irremediablemente derramada, del compromiso consciente y optimista.

Gracias, gracias, gracias por este libro.

No conocí a Elsa pero me siento conmovido con la lucidez, con la honestidad y sobre todo con la pasión con la que ejerció un oficio que amaba y respetaba hasta el punto de decir tajante: «No te dediques a esto si no sientes verdadera pasión por los libros, por la educación, por los niños…»

Y como colofón me quedo con las palabras de Blanca Calvo, del gremio, del mío… bibliotecaria: «El caminito que (Elsa) ha dejado abierto en la selva es una invitación a seguir avanzando. Para llegar un poco más lejos de lo que ella -siempre sin miedo, siempre dispuesta a aprender de la experiencia- pudo llegar.

POR QUÉ LEER «Musiki» de Gonzalo Moure

In ¿POR QUÉ LEER...?, RECOMENDACIÓN LIJ on septiembre 21, 2017 at 3:07 pm

Un niño negro vende pañuelos de papel bajo la lluvia. Un hombre encerrado en un atasco escucha música clásica en la radio de su coche. Una niña africana ofrece bocadillos entre filas de automóviles.

Gonzalo Moure es un escritor LIJ que lo ha ganado todo: el Gran Angular, el Ala Delta, el Primavera, el Barco de Vapor… Recientemente ha sido reconocido con el Cervantes Chico que le será entregado este año. Pero sobre todo es un escritor capaz de levantar una historia como se levantan las nubes, con la ligereza del sueño en duermevela, con la delicadeza del agua evaporada, con la facilidad de lo que ocurre de forma natural.

¡Chizi, Musiki! es un niño nacido de la imaginación de un personaje atrapado en un atasco en la gran ciudad. Un niño que construye un piano de juguete con el corazón de ébano y que escucha la música dentro de sí. Zia, Mzungu, Serem´ala, la selva, una pequeña aldea en lo profundo del continente africano. Música clásica. Un concierto.

Musiki es una novela que es una pequeña sinfonía, un divertimento, una melodía de esas que se queda prendida en la memoria, un cuento que hay que leer…

  • Porque de un atasco puede surgir un río que fluye entre la fantasía y el sueño. Porque el tiempo se detiene en la mente de aquellos que son capaces de cerrar los ojos e imaginar aquello que puede ser.
  • Porque nuestra mirada puede cambiar el mundo. Porque podemos intuir historias apasionantes en los ojos profundos de los niños de la calle si abrimos el corazón y cerramos los prejuicios.
  • Porque la música acaricia el corazón como las mariposas de los dedos de dos niños negros acarician las teclas de un piano, las cuerdas de un violín… y aparece la magia.
  • Porque hay niños que tienen dentro más que palabras. Porque hay niños que tienen música dentro. Solo hay que dejar salir las notas, cerrar los ojos y dejarse llevar. Porque tal vez todo lo hermoso sea un sueño. O tal vez no.

publicado en Heraldo Escolar el 20/09/2017

POR QUÉ LEER «Niños raros» de Raúl Vacas y Tomás Hijo

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on mayo 10, 2017 at 10:24 am

Tomas Hijo dibujó unos niños raros. Raúl Vacas les puso palabras y versos y le salieron… poemas raros.

Esta pequeña gran joya es un ejercicio de imaginación tan desbordante que las ilustraciones y las rimas se escapan por las costuras, se derraman más allá de sus páginas.

Un tautograma, versos de cabo roto, un ovillejo, esdrújulas, un romance, rimas con números, un rap en cuaderna vía, una canción de corro y comba, una canción de rifa, un soneto con eco, un limerick, un trabalenguas, una décima o espinela, pareados, una décima sin eñes, pareados con redondillas, palabras con diéresis y aleluyas, una nana y un sonetillo, pentasílabos, jitanjáforas, y abecegramas, octavillas italianas, martinete y estrambote…

Un niño alga, una niña búho, una niña cacto, un niño díscolo, una niña de espuma, un niño frío, un niño gamusino, una niña de humo, un niño inverso, una niña jirafa, un niño koala, una niña laberinto, una niña maleta, un niño sin niño, un niño con rabo de eñe, el oranguniño, un niño pingüino, un niño queso, un requeteniño, un niño sombra, un niño tren, un niña urgente, una niña de alto vuelo, el niño uve doble, el xilofoniño, la niña yunque y el niño zancudo.

Todo eso y más encontrará el niño curioso y el adulto abierto. Un libro que no te puedes perder…

  • Porque es un juego y eso lo engrandece. Porque juega con las palabras y las imágenes. Porque las metáforas son dibujos y las palabras trucos de magia.
  • Porque es un taller de poesía. Para aprender, para admirar, para sorprenderse y para participar. Porque se me ocurren cientos de maneras de disfrutar de la poesía pero ninguna mejor que el “más difícil todavía” que parece ser el motor de este libro.
  • Porque es una colección, una retahíla, un muestrario, una exposición. Porque es difícil no encontrar un poema (o un dibujo, o un niño raro) que no nos sorprenda, nos impacte, nos divierta. Porque lo tiene todo. Y todo raro. Porque lo raro (en la poesía, en la ilustración, en los niños y en la vida) mola.

 

publicado en Heraldo Escolar el 10 de mayo de 2017

 

POR QUÉ LEER “En casa ¡hay reglas!” de Laurence Salaün y Gilles Rapapor

In ¿POR QUÉ LEER...?, LIJ, RECOMENDACIÓN LIJ on enero 11, 2017 at 11:28 am

portada-en-casa-hay-reglasRegalos, fiestas, amigos, juegos, trasnochadas y siestas sin límite, comida rica y muchas muchas risas… Después de las navidades, los papanoeles y los reyes… seguro que a muchos nos aterra la idea de “volver a la normalidad”. Pero lo intentaremos. No somos muy de reglas en casa. Ni somos muy amigos en este rincón de los libros para niños que “aprovechan” para enseñar, dar consejos… Ya sabéis… “demasiado” educativos…

Sin embargo este libro es una delicia. En fondo y forma. En cualquier casa, en cualquier hogar con niños hacen falta normas, límites… Y mucho, mucho sentido común. De eso está cargado este álbum. No son reglas difíciles de presentar, aceptar o cumplir. De hecho son reglas que tal vez nos saltemos todos una o cien veces a la semana. Pero son esos límites que todos conocemos y que sabemos que ayudan a los más pequeños a ser más felices y los más mayores a estar “algo más tranquilos”…

Un libro que hay que leer (y exponer, y explicar, y mirar y re-mirar)…

  • Porque nos recuerda que, aunque no nos guste mucho, en esta casa hay reglas. Pero lo hace sin ansia, sin angustia, sin el ceño fruncido ni los gritos esparcidos por toda la casa.
  • Porque a cada norma “sesudamente” escrita, imperativamente redactada, le acompaña una ilustración desternillante, provocadora, y muy muy esclarecedora. A cada regla, una imagen de un niño o niña incumpliéndola maravillosamente. Como la vida misma. Porque como en la vida, los límites nunca pueden atrapar el humor.
  • Porque son tan cotidianas, tan de andar por casa, tan… normales, que estas reglas se establecen y se incumplen en todas partes. Porque nos sentiremos reflejados (papás, mámas, niños y niñas), nos sonrojaremos y nos aguantaremos la risa mientras tratamos de parecer tipos muy serios. Porque leer este libro es como aguantarse las cosquillas.
  • Porque educar es algo muy serio y por eso no hay mejor manera de hacerlo que con sentido del humor.

 

Publicado en Heraldo Escolar 11/01/2017

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Blogging for a Good Book

A suggestion a day from the Williamsburg Regional Library

The Librarian Who Doesn't Say Shhh!

Opening books to open minds.