Son muchos los temas que plantear (se) en un espacio dedicado a la educación. El análisis de nuestro sistema educativo, la comparativa (soportada con dificultad) con otros modelos educativos de calidad (el caso de Finlandia se está convirtiendo ya en lugar común), las nuevas (ya viejas) tecnologías, la brecha digital y socio-educativa que vuelve a abrirse bajo nuestros pies…
En este primer vistazo me gustaría ser más general, o quizás al final resulte que no tanto.
En los años de proyectos, metodologías, cambios de programa, logse, loces, loes, terminologías, cambios más o menos profundos… etc. he llegado a la conclusión de que al final en educación casi todas las decisiones estratégicas nos exigen elegir entre el CORTO y el LARGO plazo.
Los que estamos en este “asunto” de la educación… vivimos entre la euforia, la resistencia y la resignación cada cambio, cada nuevo paradigma, cada enmienda a la totalidad que muy de poco en poco (demasiado, a juicio de todos) nos imponen o nos imponemos.
En mi caso, el área de lengua y literatura, el fomento de la lectura, la elaboración de un Plan Lingüístico de Centro… han ocupado mis horas en los últimos dos cursos, mis afanes y mis “ensayos en el aula”. Como todos los que nos dedicamos a esto de forma honesta… no he encontrado fórmulas mágicas que me ayuden a separar el grano de la paja, que me enseñen a discernir lo importante de lo urgente (aún seguía peleándome con los contenidos actitudinales de la LOGSE cuando me llenaron la cabeza de competencias…). Sin embargo al hilo de esta última reforma propuesta por este último gobierno (más bien CONTRA-reforma porque se hace en contra de lo construido, en contra de los agentes y en contra de los beneficiarios… a favor solo de los mercados y sus palmeros… perdón por el excurso…), se me ocurren algunas ideas que poner sobre la mesa (o sobre el encerado, o la pizarrra digital).
- Un sistema que pone el acento en la evaluación (objetiva, objetivable y, por supuesto referida solo a los alumnos, nunca al proceso y menos al sistema mismo) es un sistema de CORTO PLAZO. Espera mejorar los resultados pronto y con pocos medios. Espera alterar los resultados de las pruebas internacionales y el nivel de competencia (¿medible?) de nuestros alumnos (jóvenes y futuros trabajadores en el espíritu de la ley). La evaluación planteada sólo como un instrumento para medir, ordenar, competir… solo produce cambios a corto plazo. Aplicándonos a ella conseguiremos, como mucho, que nuestros alumnos mejoren HACIENDO EXÁMENES.
- Un sistema que no plantea los problemas de fondo… es un sistema CORTO de MIRAS. El paradigma maestro-discípulo dio paso al grupo-clase y la lección magistral. Parece obvio que nos encontramos ante un nuevo cambio; pero la distancia entre la reflexión pedagógica y la realidad de las aulas es enorme. Hay cantidad de educadores aplicando aprendizaje cooperativo, trabajo por proyectos, portfolios y otras técnicas que han trasladado el protagonismo del proceso de enseñanza-aprendizaje definitivamente a los alumnos: el profesor ha de convertirse en mediador, dinamizador, facilitador. Un cambio como éste exige otros cambios, en la estructura, en la organización de los espacios y los tiempos, en el número de alumnos, en el número y la cualificación de los docentes, y, por supuesto, en el sistema de evaluación. Si tratamos de que nuestros alumnos aprendan a aprender… también deberíamos evaluar su «saber hacer» y no su «saber» desgajado, decontextualizado, aislado e inútil. Pero en lugar de grupos flexibles, horarios flexibles, currículos adaptados a las necesidades de cada alumno… desde «arriba»? quieren imponernos de nuevo homogeneidad y rigidez, espíritu uniforme (y nacional). Hay que ser justo y señalar que hemos sido los docentes los que muchas veces hemos demandado esta unificación presas de nuestros miedos e inseguridades.
- Un sistema que no parte de «criterios pedagógicos», de principios y de bases es un sistema CORTO de vuelo. Se ponen parches a los problemas, se reforman los métodos, se añaden otros nuevos pero ni se forma a los docentes ni se reflexiona acerca de los principios (y su priorización) que deben regir nuestro trabajo robándonos así el fondo del debate, lo importante escondido bajo montañas de idioteces superficiales (clase de religión, ciudadanía, itinerarios…). La comprensividad, la equidad, la concepción del sistema como generador de oportunidades, el espíritu crítico, la autonomía, la competencia… no son los temas de debate. Lástima.
Como conclusión: algunos ejemplos de lo supone trabajar a corto y largo plazo dentro del aula.
- A corto plazo me resulta más eficaz explicar las características del texto narrativo y hacer que mis alumnos las memoricen. A largo plazo sólo aquellos alumnos que han trabajado una gran variedad de textos narrativos son capaces de reconocer en ellos algunos rasgos y elementos en común.
- A corto plazo me es más fácil explicar horas y horas de análisis sintáctico que no mejora la comprensión ni la competencia de mis alumnos pero que me resulta fácil de evaluar. A largo plazo me seduce la idea de alumnos capaces de elegir, de seleccionar la información, de juzgarla críticamente, de expresarse con corrección y con eficacia.
- A corto plazo es sencillo hacer que los alumnos de ESO lean una novela de LIJ. Basta con poner un control de lectura al finalizar el trimestre. A largo plazo interesa encontrar estrategias que lleven a los alumnos de un libro a otro hasta la autonomía y el disfrute personal, intransferible y extraadémico.
- A corto plazo puedo hacer que mis alumnos mejoren su nota de selectividad haciendo que aprendan a decir lo que los correctores «esperan encontrar». A largo plazo leer el periódico con ellos cada mañana les hará conscientes de los temas candentes, de su tratamiento, de la manipulación informativa y de lo poco que sirven las estructuras argumentativas (por lo poco que se usan…)
- A corto plazo una charla acerca de los peligros de internet, o las drogas, o el alcohol… puede crear un impacto necesario en los alumnos. A largo plazo solo una educación en valores alejará a nuestros jóvenes de los peligros que la misma sociedad que les educa… les ofrece.
- A corto plazo las sanciones y la vigilancia harán del clima escolar algo soportable y controlable. A largo plazo solo aquellos alumnos que aprendan a convivir con el conflicto, a enfrentarse a él y a superarlo cuando sea preciso podrá convertirse el día de mañana en un ciudadano capaz de transformar las estructuras sociales que les dejamos.
Se me quedan cientos de cosas en el tintero. A corto plazo me asalta la necesidad de explicarme, de justificarme, de aclararlo todo, de matizarlo… a largo plazo basta con sembrar.
Extraño saber que planeamos el futuro evaluando los resultados obtenidos en el pasado, y que los planes a corto o largo plazo seran siempre eso…planes. Al final hay un solo momento que vivir…el presente.
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