Cómo crear lectores en 3 sencillos pasos.
PRIMER PASO: leer
Leer mucho, leer de todo. Leer lo que otros leen, leer por placer y por obligación. Leer lo que está de moda y lo que queda al margen. Leer SIN prejuicios. Leer CON criterio. (Re) leer a los clásicos y los noveles. Leer a Rodari y a Dahl, a Ende y a Gaarder. Leer a Stephen King. Leer a Laura Gallego a David Lozano o a Javier Ruescas.
Leer todo lo que caiga en nuestras manos. Y lo que no caiga… buscarlo. Estar atento. A lo que dicen los críticos, las revistas especializadas, los booktubers y sobre todo los lectores. LEER… a los lectores también (tomen nota los escritores). Hay que «leer a los lectores». Como si fueran un libro, lo son. Algunos un libro abierto. Otros tienen un comienzo difícil pero al final enganchan. La mayoría son libros que hay que leer con atención y escuchar más lo que callan que lo que dicen. Hay que leer a los lectores, sus gustos, sus intereses, sus preocupaciones…
Bibliotecarios, profesores, mediadores: Leed, leed, malditos.
SEGUNDO PASO: escoger
Elegir, seleccionar. Una biblioteca, un bibliotecario, un mediador, un profe de lengua… debe ser (como) una gran estantería con un fondo lo más extenso posible, lo más variado, lo más heterogéneo (como son lo lectores por otro lado ¿no?). Y con una selección de DESTACADOS, cuidada, cultivada, mimada, escogida. Hay que DARLE LA VUELTA a los libros. Hay que hacer que los libros, los buenos libros, DEN LA CARA. Hay que agarrar de los lomos a los libros en las bibliotecas y darles un giro de 90 grados. Hay que escoger y… darlos a conocer. Hay que escoger y…
TERCER PASO: ofrecer
Lo más difícil. No es el qué sino el cómo (y el porqué, pero ese es otro tema). Cómo presentar, cómo recomendar, cómo poner en relación. Hacer que cada lector se encuentre con su libro en el momento adecuado. La lectura es como el amor. Uno puede encontrar a la persona ideal, la más maravillosa del mundo pero NO SER el momento adecuado. El mediador es Celestina, es Cupido, es San Valentín. El mediador de lectura es… UN PRONOMBRE RELATIVO.
Como dice A. Grijelmo en su Gramática descomplicada:
«los relativos son los dobles nudos del idioma, destinados siempre a establecer relaciones, estrechas entre palabras. Se especializan en relaciones públicas. Son relativos porque se relacionan. Si alguien suelta un relativo en una fiesta, él consigue que todo el mundo charle con todo el mundo al menos en algún momento (…) En seguida se les ve vaso en mano y conversando animadamente con dos personas que no se conocían entre sí. Pero al final de la fiesta nadie sabrá qué pensaban ellos del asunto ¿de qué asunto? Del que sea. Se limitan a enlazar, a emparentar, a concordar, y las palabras pasan por ellos dejándolos inmaculados. Claro eso se debe a su carácter: son pronombre (aunque a veces se disfracen de adjetivos). Pronombres pero raros. Y además, un tanto intrigantes. (…) Son capaces de conectar a los más distantes, de aproximar a los enfadados y de conectar a los solitarios.
Yo de mayor QUIERO SER un PRONOMBRE RELATIVO
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado