David Piper es un friki. Sus amigos: una mutante y un empollón. Sus padres, modernos ellos, progres, creen que es gay y un poco rarito. Tiene una lista de cosas que conseguir este verano: en el número seis, DECÍRSELO a mamá y papá. David tiene un secreto.
Leo Denton actúa “como si fuera un chico duro”, devuelve las miradas hasta que el resto “se rajan”. Vive en un barrio “conflictivo” con su madre, sus hermanas y un padre ausente. Tras un suceso vergonzoso, humillante, ha cambiado de instituto. También guarda un secreto.
¡Dos chicos trans en un colegio! ¿Quién se lo habría imaginado, eh?
Esta novela habla de la identidad de género, habla del miedo al diferente, de la crueldad, de la hipocresía, del dolor de crecer sin aceptar un cuerpo que no te pertenece, de los prejuicios y de la vergüenza.
Pero también habla de la amistad, de la empatía, de la ternura, la fortaleza. También habla de “ser normal”, de sentirse normal, de ser feliz en la propia piel, de enfrentarse al mundo y salir bien parado.
Una novela que hay que leer…
- Porque uno puede pensar que su vida a los 15 años “ha sido y siempre será un montón de mierda”. Y porque buscarle sentido puede ser una tarea demasiado pesada para hacerla solo.
- Porque ante un mundo que no entiendes, ante las dificultades y las decepciones, a veces basta encontrar a alguien que te tome de la mano y te susurre “Estoy aquí para ti”.
- Porque es necesario hablar de “estas cosas” así sin drama, sin trauma, sin victimismo. Con dignidad, con orgullo, con inteligencia, sensibilidad y sobre todo, con sentido del humor.
- Porque cuando uno asume que no es tan importante ser “normal” aprende también que “aunque hay una tonelada de cosas que vendrán y que por muy difíciles que se pongan… todo se arreglará al final”.