Un joven soldado de un régimen dictatorial. Un campo de reclusión, de re-educación, para disidentes políticos. Una misión: censurar las cartas de los reclusos, limpiarlas, podarlas, cercenarlas para mantener el sistema en pie. Un maestro: el preso número 139. Un hombre enamorado, un hombre libre, que romperá las barreras del miedo y la violencia con palabras… de amor.
Hay autores que tienen el don. El don de la palabra. El don de la narración. El don de acertar siempre, de poner el dedo en la llaga, de encontrar la historia que, justo en este momento, debía ser contada.
Sierra i Fabra es uno de ellos. Con más (cada vez más) de 400 libros escritos y publicados. Más de 400 historias contadas con cuidado y respeto, mirando a los ojos de sus lectores más fieles (y más exigentes): los jóvenes.
Su última (de momento) novela pone el acento en las palabras, en su poder. En la necesidad de la palabra y la fortaleza del silencio. En el irremediable vínculo entre palabra y libertad.
Una novela que deberías leer…
- Porque las palabras son peligrosas. Pero solo si no se conocen. Porque esta historia deja al descubierto que el miedo nace siempre de la ignorancia… Porque…“Hay muchas palabras que no conozco, camarada. -Si no las conoces, es que son peligrosas.”
- Porque la poesía encierra semillas de revolución. Las más bellas palabras, las metáforas, los sonidos, la leve caricia de un haiku son capaces de encender la llama de la duda, de resquebrajar los muros de la intolerancia.
- Porque es una novela “escrita a mano”, artesana, tejida con misterio y paciencia. Como quien hace caligrafía, una historia escrita con una letra “rotunda, clara, letra de escritor, de maestro, de hombre paciente. Letra que se leía sin esfuerzo, sin dolor, sin necesidad de interpretaciones. Letra abierta, diáfana, tan hermosa que las palabras parecían danzar sobre el papel. Una danza apasionada.”
- Porque necesitamos la belleza. Aunque nos cuesta aunque no la comprendamos, aunque nos pase como al joven Li Huan que “No entendía nada. Era hermoso pero no entendía nada.”
Publicada en Heraldo Escolar el 24 de mayo de 2017.