Hay personas, libros, historias, incluso profesiones… que «sacan lo mejor de ti». Pepe Serrano es un autor que le arranca a las historias lo máximo, lo más difícil, lo más sencillo, lo más absurdo y lo más sensato lo más lúcido, lo más ingrato. Artesano más que artista. Pepe no se encierra en la torre de marfil sino que abre puertas y ventanas, destroza celosías (a mordiscos si hace falta) y revienta cerraduras… poniendo al alcance del lector (niño o adulto) la magia de las palabras construidas con mimo y con ternura.
Él mismo dice que es el «melendi» de Daniel Nesquens (entiéndase que Daniel sería los «estopa») y su deuda con el también aragonés Nesquens es tan grande como su agradecimiento. Los Hasta (casi) 100 bichos de Daniel estarían encantados de compartir mesa (y mantel y cuento y aventuras) con el perro, el ganso y la ballena de El asombroso viaje de la voz del Señor Bianchi. Pero bebe también de su admirado Dahl, de Rodari, de Sendak.
La voz del Señor Bianchi decide un día abandonarle y salir al mundo a vivir aventuras. Un día, sin más. Por el gusto de viajar, por el gusto de la aventura, por el gusto de vivir… El Señor Bianchi se siente perdido sin su voz. Y la busca. Y contrata un detective. Y se desespera. Y espera. Mientras su voz se muestra al mundo en los labios (hocicos, pico y boca) de los primeros animales que se cruzan en su camino… Viaja, deslumbra, vislumbra, recuerda, echa de menos, siente nostalgia. Y al final… Al final regresa.
Como en las fábulas clásicas los animales toman la palabra. O mejor dicho, la voz (las palabras ya las tenían, claro, pero no les entendíamos). Pero no para «aleccionar», «educar deleitando», «advertir» o «amenazar»… Los personajes de Serrano son simplemente son. Un perro cuentacuentos, un ganso orador y una ballena poeta. Nos admiran y nos atrapan en el mundo mágico y absurdo de los sueños. Porque El asombroso viaje… es precisamente eso: un sueño. Una ensoñación que nos devuelve a rastras o por los aires a la niñez loca y sorprendente, asombrosa siempre.
Ritmo sin rima. Relato sin cuento. Virtuosismo sin distancia. Las palabras toman forma en los relatos de Pepe Serrano. Se buscan un cuerpo, un zapato, una cómoda, el pomo de una puerta o un sombrero. Y dibujan así su sonido, su significado, su hondura, su anchura, sus aristas y su brillo. Porque el lenguaje de Serrano brilla. Estalla, restalla, explota y se desparrama por las páginas como fuegos artificiales. Bastaría recitar suave y despacito las palabras de este cuento para vivir una aventura igual de asombrosa que la voz del Señor Bianchi. Bastaría escuchar la música que se derrocha en cada línea para apreciar este librito mágico.
Pero es que además El asombroso viaje… cuenta. Cuenta cosas. Cuenta contigo, lector. Cuenta con tu complicidad, con tu fantasía, con tu imaginación, con tu locura incluso. Cuenta con el juego de la sugerencia y la alusión (y la elisión, y la ilusión). Cuenta con lo importante y lo accesorio. Cuenta con los sentimientos ajenos (y propio). Al fin y al cabo un cuento… cuenta.
Las ilustraciones de Patricia Metola «dibujan el relato e imaginan el cuento». No son convencionales. No podrían serlo para acompañar una historia de Pepe.
El asombroso viaje de la voz del Señor Bianchi ha ganado el XXXIII concurso de narrativa infantil Villa d´Ibi y ha confirmado algo que desde este blog ya sabíamos… Pepe Serrano tiene una voz, una voz propia, una voz única. No se la pierdan antes de que se vaya de viaje….
[…] Y si quieres saber más puedes leer la reseña en Apalabrazos. […]
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