Ana Alcolea, Jesús Díez de Palma, David Fernández Sifres, Alfredo Gómez Cerdá, Jorge Gómez Soto, Paloma González Rubio, Daniel Hernández Chambers, Rosa Huertas, Gonzalo Moure y Mónica Rodríguez… Diez autores LIJ premiados, contrastados, admirados y, sobre todo, leídos por cientos de miles de niños y jóvenes. Diez autores trabajando juntos sobre una historia, sobre un lugar. Aportando cada uno su sello sin dejar que sobresalga o que distorsione el relato. No harían falta más razones.
Una propuesta, un divertimento, un proyecto… una NOVELA. Una pedazo de novela que no renuncia a nada. Ni a nadie. Escrita por autores especialistas en literatura juvenil se acerca al público con descaro y ambición. Sin límites de edad. Una novela escrita a capas que alcanza la línea de flotación de cualquiera que se acerque a ella sin prejuicios.
Como los nuevos Byron, Shelley y Polidori los autores de esta novela aceptaron el reto de escribir acerca de Aurora: un lugar en el Paralelo 43 que esconde historias empapadas de tragedia, hijas de la culpa y la vergüenza de un pueblo que durante mucho tiempo se alimentó de la desgracia ajena, provocándola y sobreviviendo miserablemente gracias a la rapiña.
Una novela que empieza con una leyenda de barcos fantasmas, piratas de tierra, maldiciones y acaba con una melodía envolviendo las vidas de un puñado de personajes.
Una novela que hay que leer (y que habrá que estudiar, analizar… seguro)
- Porque demuestra, para empezar, que todavía hoy un grupo de creadores, de escritores puede unir su energía, su talento y sus ganas de conmover a los lectores más jóvenes para crear algo nuevo, diferente. Porque todavía hoy queda margen para lo original, para lo inexplorado. Y para que en el proceso surja una historia que atrape a cualquiera que se asome a sus páginas.
- Porque es una buena historia. Más allá del proyecto, de la idea, de la construcción de una ilusión. Es una buena historia con un sólido esqueleto. Construida con mucho oficio (no podía ser de otra manera) y con mucho respeto por el lector. No hay concesiones ni lucimientos. No hay excursos que acaben en nada. Hay mucho trabajo y mucha literatura.
- Porque explora las emociones humanas con la punta afilada de las palabras. La nostalgia, la culpa, la venganza, el miedo, el vacío, la frustración, el fracaso. Emociones “adultas”. La inseguridad, el asco, la violencia, el vértigo. Emociones “adolescentes”. O ¿al revés?.
- Porque es una novela de “personajes”, de personas. Los autores han tenido la delicadeza y la sensibilidad para acompañar a sus personajes sin manipularlos. Les han dejado ser y así nos han regalado personajes reales que nos cuestionan, que nos desarman, nos conmueven, nos asustan y nos consuelan.
- Porque encierra un universo entero. Como Macondo, como Comala. Como la isla de Bergai donde escapaban Martín Gaite y una amiga de la infancia para imaginar las historias que no podían vivir.