Un libro de “minificciones” como las califica el propio autor. Una colección de relatos “de/para/sobre” adolescentes.
En este caso, el autor merece –al menos- una breve referencia. Autor de literatura infantil y juvenil es a su vez un investigador, un docente, un apasionado de la literatura y de la “animación lectora”. Sus obras Lecturas, El ambiente de la lectura, Conversaciones. Escritos sobre la literatura y los niños… constituyen un material de un valor incalculable, inspirador, certero y basado en años de experiencia en el aula… Su método para “comentar lecturas con niños” Dime es una referencia en el mundo de la promoción de la lectura. Chambers ha sido un férreo defensor de dar la palabra a niños y jóvenes, de escuchar antes que “recomendar”, de permanecer atento a los gustos de los nuevos lectores y ser capaces de aunar “sus” preferencias con una “cierta” educación literaria.
Recibió el Premio Andersen en 2002 y múltiples reconocimientos por su novela Postales desde tierra de nadie.
El juego de los besos es un DESCUBRIMIENTO, una SORPRESA y un REGALO. Usando el género del “relato” de una forma libérrima y muy personal A. Chambers construye un mosaico de retratos adolescentes repletos de pasión, nostalgia, angustia, ironía, humor, sensualidad, búsqueda de la propia identidad… Una auténtica hoja de ruta de este período tan sensible de la vida humana.
Él mismo nos da las claves de sus pretensiones en una nota final… Estos relatos son… “un relámpago, un chispazo, que nos permite ver un instante de toda una escena o una persona o un evento”. Sin límites, sin imposiciones, sin restricciones…. “Pueden ser de cualquier género. Pueden ser autobiográficos, biográficos, poemas, cartas, diarios, miniensayos, reportajes. Pueden ser prosa con o sin diálogo o puro diálogo. Pueden ser en 1ª persona o en 3ª y estar en cualquier tiempo verbal”… Pueden ser, está claro, CUALQUIER COSA.
Según el propio Chambers, sus relatos se encuentran cargados de SIGNIFICADOS POSIBLES. “Dejan al lector tanto que hacer en la construcción de la historia como lo que ha ya hecho el autor”.
Cada una de estas historias podría ser estrujada, destripada, analizada, rumiada sin cesar por cualquier joven con curiosidad (o cualquier maestro, padre o madre con ganas de asomarse al abismo adolescente). Cada alumno podría tener uno de estos relatos TODO el curso y no se cansaría de descubrir, enfadarse, enfrentar y confrontar su propia vida.
Sin ánimo de “destripar” los relatos… vayan dos palabras acerca de cada uno de ellos a modo de mapa de lectura, de tarjeta de invitación a la fiesta de la literatura.
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