Un antiguo pastor anglicano dedicado a la educación, galardonado con el Premio Andersen de literatura infantil y juvenil con varias novelas de éxito en su currículum alumbró esta colección de relatos “adolescentes”.
Diálogos, cartas, pequeñas novelas encerradas en mil palabras, escenas casi teatrales robadas a la realidad… configuran un género que no tiene género…
Y forman un mosaico que nos muestra la ADOLESCENCIA tal y como es. Incluso con la visión “pesimista” tan propia de esa época vital. Angustia, deseo, sexo, amistad, aventura, confusión, admiración, hambre, ansias…
Una colección que cualquier joven disfrutaría porque…
- Porque son un testimonio real y realista de las angustias, las preocupaciones, las necesidades de los adolescentes. Sin juicios. Sin filtros.
- Porque son un ejemplo de que “cualquier” cosa es susceptible de convertirse en literatura. Una imagen, una carta, un diálogo… Un instante robado a la vida que empieza “en serio” de un joven…
- Porque bajo la simplicidad de los “microrrelatos” se esconde todo un proceso creativo que se sustenta en la experiencia de “leer” con niños, “leer” con jóvenes.
- Porque abarca todos los ámbitos de la experiencia de “crecimiento”. Sin ocultar nada. Sin esquivar nada. La muerte, el sexo, la infidelidad, la amistad, las fobias, los miedos…
- Porque cada adulto esconde un adolescente asustado, asombrado. Y es una necesidad re-encontrarse con él/ella.