XXV Premio Ala Delta
Ilustraciones de Mercé López
Manu y Adriana son dos niños que descubren el mundo. Juntos. Un cóndor en Madrid es un cuento. Sólo un cuento. Descubrir un misterio, hacer feliz a un anciano, enfrentarse a un matón de colegio, enamorarse… Todo eso ocurre dentro. Como en los cuentos, lo que pasa es tan importante como lo que no pasa. Lo que se nombra como lo que se calla. «La verdad se abre paso como un golpe, repentina y nítida». Así se nos presenta la historia de Manu y Adriana… sencilla, honda… llena de silencios y de gestos.
Manu está enamorado de Adriana. Esteban, el matón también (lo que le pasa en realidad es que NO es feliz). El abuelo de Adriana Papi Ángel muere de pena naufragando en su memoria «viviendo por no ser soberbio». La madre de Manu está ausente, trabaja demasiado. La de Adriana trabaja demasiado, pero está. Ningún niño es extranjero en un cuento. Pero muchos arrastran la nostalgia como un peso sobre los hombros que les hace caminar encogidos. Nostalgia de un país que se deja atrás. Nostalgia del país de nuestros padres, nuestros abuelos.
«Lo malo del corazón es que no puede ponerse y quitarse, por eso duele». Los personajes de este cuento afrontan el dolor con coraje, con la mirada fija, con la cabeza alta. Los personajes de este cuento VIVEN desde el corazón, y callan y miran y sienten y escuchan y abrazan… y así van tejiendo una historia de las de «leer sin respirar». Lee el resto de esta entrada »