Durante días, semanas, meses, años ya… una zozobra casi paralizante nos ha llenado la vida de amenazas, decepciones, derrotas, sinsabores, recortes y pesimismo.
La actual crisis económica nos ha vapuleado de tal modo que hemos quedado en estado shock. Las reacciones más airadas y esperanzadoras (el 15-M, la PAH, las protestas en la calle por la sanidad y la escuela pública) nos han dejado un regusto agridulce de utopía algo cándida y poco eficaz.
Los ciudadanos seguimos atrapados entre la incredulidad de un sueño de bienestar que se derrumba y la necesidad de una información veraz que nos ayude a juzgar y posicionarnos.
He aquí el primero de muchos porqués para no dejar de leer este lúcido ensayo de AMM.
- Porque NECESITAMOS releer nuestro pasado más reciente para explicarnos y afrontar nuestro presente más oscuro.
- Porque no basta con la queja y el dedo acusador. Porque es necesario analizar con cuidado y objetividad las causas y consecuencias de los procesos (criminales algunos sin duda) que nos han traído hasta aquí.
- Porque se puede disentir. Porque se debe disentir. Porque hoy más que nunca vale aquella expresión de «estamos condenados a entendernos».
- Porque de la misma manera que hemos reproducido, imitado, encarnado la mediocridad de nuestros políticos y dirigentes, la lucidez, la excelencia, también se aprendan, se reproducen, se expanden.
- Porque, además está bien escrito. Con la precisión anglosajona que AMM ha ido adquieriendo a lo largo de los años de medio exilio voluntario, y la divertida ironía de un andaluz que ha renunciado expresamente a ser gracioso.
- Y porque, al fin, es honesto. Brutalmente honesto. Hasta parecer improvisado a veces. A borbotones. Perplejo aún por el temblor del suelo bajo nuestros pies. Honrado, sincero.
- Y sobre todo porque es NECESARIO.