Para A.U. (y todos los profes que siguen creyendo en lo que hacen)
Me preocupa que, a cada curso que acudo, en cada seminario en el participo, a cada jornada de educación a la que asisto… las únicas voces que aporten un marco teórico, una reflexión pedagógica profunda, una práctica sustentada en la investigación seria y contrastable… sean las de aquéllos que están a punto de (pre) jubilarse y esté siempre (o casi) inevitablemente teñida de una cierta nostalgia de tiempos mejores.
Espero que estas líneas no suenen a codazo o empujones de un joven (ya no tanto) maestro que trata de hacer su sitio donde otros asentaron sus “ideas” con años de trabajo y experiencia. No lo son. Necesitamos raíces y experiencia. Necesitamos la memoria de aquéllos que en los 80 se entusiasmaron con los cambios educativos, con la promesa de un sistema más justo, equilibrador, solidario. Aquéllos que estudiaron, dialogaron, investigaron, innovaron, evaluaron y propusieron…
Pero necesitamos también RELEVO. Necesitamos recuperar la sensación de que todos somos partícipes de este tiempo incierto pero EMOCIONANTE.
La comunidad educativa debe recuperar URGENTEMENTE el pulso reflexivo, dialogante, creador y creativo que tuvo en su día en nuestro país (no sólo en medio de los debates de nuestras “últimas” reformas educativas también en nuestra historia de pedagogos y maestras, de jornadas pedagógicas de inquietud). Debemos ser capaces de generar foros para compartir, dialogar, aprender, reflexionar sobre los retos que la educación nos plantea hoy (que ya es mañana). Debemos “desvirtualizar” el debate. Hacerlo real y, sobre todo, eficaz.
Soy consciente y conozco (demasiado poco seguramente) cantidad de iniciativas de reflexión y debate que desde las redes sociales y las redes de aprendizaje comunitario hacen propuestas y llevan a cabo proyectos interesantes e innovadores. Pero todos somos también conscientes del aislamiento, la soledad, la atomización de muchas de ellas.
Por eso desde aquí y como remedio PROPONGO: Creemos lazos, estudiemos, leamos, y sobre todo ESCRIBAMOS y COMPARTAMOS lo aprendido. Más allá de las “buenas prácticas”, más allá de las “intuiciones” y de los descubrimientos “teóricos”… hoy me atrevo a pedir a los maestros y educadores (que conozco y que admiro) que compartan lo aprendido (que sigan compartiéndolo), que hagan el esfuerzo (siempre titánico en medio de tantas tareas de esta nuestra profesión) de poner negro sobre blanco las dudas, las dificultades pero también las certezas las esperanzas, las convicciones… Escriban… escriban siempre.