Perturbadora. Inquietante. El vértigo del tiempo alojado en la boca del estómago… Como si Peter Pan se encontrara con su propia sombra. Como si Holden Caulfield (el protagonista de “El guardián entre el centeno”) hubiera crecido y se encontrara confuso ante su propio hijo…
Los cansados es el relato estupefacto de un padre cincuentón frente a su hijo adolescente. Ironía, sarcasmo, crítica social. Asombro y torpeza al enfrentar dos generaciones condenadas a NO entenderse.
Michele Serra construye una historia desde las “tripas” del cerebro… Emociones y reflexiones se entretejen en una amalgama a veces confusa, a veces entrañable. El periodista, ensayista, novelista… italiano ha dado a luz un texto fragmentario y fragmentado, a medio camino entre el diario exorcizante y el ensayo profético…
Cuando el tema de reflexión es la propia vida y la de los hijos… la distancia se hace imposible. Es como tener una mano pegada a la cara e intentar describir la realidad asomando la mirada entre los dedos…
La angustia, los complejos, los ideales… el paradigma al que todos pertenecemos y que no es que esté en cuestión… es que está en demolición.
Los adultos nos enfrentamos a la realidad llenos de incertidumbre y abrumados por las dudas… Hemos construido un mundo que se tambalea y que no es capaz de dar respuesta a nuestras preguntas más hondas. Si además nos miramos en el espejo de nuestros hijos adolescentes el pánico toma las riendas de la relación. La frustración se apodera de nuestra mente. La incapacidad para “llegar a ellos” se nos hace bola y nos deja tirados en la cuneta de una educación fallida. Solos. Más solos.
Los cansados es un relato de insatisfacción. Pero también de ternura. La fragilidad de una generación de padres que no hemos sido capaces de “acertar”, de “transmitir”, de “contagiar” ideales y horizontes.
La imagen de un niño-hombre en calzoncillos en el sofá, aislado del mundo, protegido por los auriculares y las pantallas que iluminan sus habitaciones y sus vidas… despierta la urgencia de un padre que quiere entregar a su hijo las pocas certezas que uno alcanza con la edad: la necesidad de belleza, el paso del tiempo, el esfuerzo, la satisfacción personal. Una excursión por los Alpes es la excusa. Y mientras, la mirada del viejo-joven atraviesa los tiempos que nos tocan sin compasión, con humor pero sin concesiones. El materialismo, la superficialidad, la falta de entusiasmo (y de ideales)… la destrucción (la domesticación) del sueño revolucionario… reciben la ira resignada de quien no ha sabido mantener el vínculo con la siguiente generación.
Los cansados es una novela que te hunde en los abismos de la duda y la incertidumbre pero que te eleva más tarde con la ternura de la torpeza emocional de los “hombres” de esta generación.
Un recorrido por las preocupaciones adolescentes desde la mirada de los adultos. Muchos se sentirán identificados, otros sorprendidos, asombrados, absortos… El recorrido emocional de Los cansados es un itinerario personal e intransferible, las sombras y los miedos de un padre hecho autor. Pero cualquiera se siente atrapado en los pliegues difíciles y oscuros de la relación padre e hijo.
Y al final: el amor, el orgullo de padre expresado –de nuevo- torpemente. La cima de una montaña, un grito…