Vivimos atrapados en nuestras agendas repletas de citas, trabajos pendientes y cosasimportantísimasquehayquerecordar, vivimos a veces sin aliento controlados por el calendario.
Pero ¿y si el calendario nos marcará un tiempo distinto? ¿Y si cada día de la semana tuviera marcado un “ataque”, una tarea (que no es tal), un encargo, un recordatorio? Pues algo así es lo que nos propone este especial relato de Fernández de las Peñas. ¿Porqué no hacer con nuestros hijos un calendario de ataques de…? Un cuento, una propuesta, un taller, una rutina de cariño para disfrutar cada instante.
Un gran abrazo, un ataque cosquilloso, la mayor de las sonrisas, un abrazo más flojito, un beso, un rebeso, un requetebeso. Guiños, felicitaciones, peleas de almohadas, miradas cariñosas, bailes… Todo mezclado y señalado en nuestros días como esa cita a la que hay que acudir…
- Porque “los lunes son días muy cuesta arriba” que necesitan besos, los martes son días risueños, porque “sienta muy bien llorar al menos una vez a la semana” los miércoles son un buen día para dejar caer las lágrimas acumuladas de la semana, los jueves son los mejores días porque están llenos de cosquillas, los viernes de caricias, los sábados de abrazos y los domingos… de mimos.
- Porque este “calendario” es una invitación a vivir “día a día”.
- Porque los personajes de Olga de Dios (la ilustradora) son como el calendario, de colores: morados, azules, rosas, amarillos. Y nos recuerdan que cada persona como cada día es diferente… y en eso está “la gracia”.
- Porque hay un tiempo para reír y un tiempo para llorar, un tiempo para los cuentos y un tiempo para los abrazos, un tiempo para caricias y un tiempo para el silencio… Y compartir esos tiempos con los más pequeños es el mejor regalo que podemos hacerles y hacernos.