Y como he dicho… DESORDENADO… empiezo por el último que he leído… ayer.
Después de un largo día explicando el Modernismo y la Generación del 98 a mis alumnos de Bachillerato, de una junta de evaluación interminable en la que me pudo la sensación de que no hablamos (casi) nunca de lo realmente importante… después de duchas, cenas, cuentos de ir a dormir… me senté en el sillón de casa con este cómic entre las manos.
Susana, una de mis bibliotecarias de cabecera, me lo había dado diciendo «me ha dejado mal cuerpo». Así que no sé si era lo mejor para llamar al sueño, para «conciliar» el descanso… pero los libros, como las personas importantes, llegan cuando menos se les espera.
Sin aliento, sin palabras, sin respiración, sin tregua…
Con-mocionado, con-sternado, con-movido, con-fundido…
Así me ha dejado este cómic, relato, guión, novela gráfica…
1981 fue el año del miedo. Para los españoles que salían de los años oscuros y temían que la luz volviera a apagarse. Para los padres y madres de familia que fueron a buscar a sus hijos al colegio mientras las pistolas volvían a salir a la calle…
Pero también era el año del miedo para los protagonistas de esta historia. Niños atacados, insultados, humillados, ignorados, ensuciados por la miseria y la mediocridad de una sociedad que miraba para otro lado ante el poder de los poderosos y la debilidad de los humildes. Niños agredidos por otros niños. Niños machacados por adultos que deberían protegerlos.
Estremecedor.