Cuando un libro nace con la explícita intención de “reírse” de todo y de todos (incluyendo los propios autores y sus propias narices) uno afronta la tarea de una reseña crítica cuanto menos con prevención. Aun así, y asumiendo que puedan los autores burlarse de este humilde crítico (y de su nariz) me atreveré a “meter las narices” donde no me llaman y a poner delante de sus narices las razones de estos dos creadores.
El libro de las narices es un libro muy especial. Por su gestación: -más parecida al embarazo de una elefanta que a un encargo editorial- larga y laboriosa; por su vocación: -a medio camino entre el libro ilustrado, el catálogo, la mezcla de géneros, la profesionalidad y la inspiración- libérrima y novísima; por su creación: -a cuatro manos, a cuatro ojos, a dos narices- consensuada y construida desde el respeto y la admiración mutua (de los dos autores entre ellos y con otros muchos que les inspiran, alimentan y enriquecen).
El libro de las narices es un mosaico de géneros, estilos, intenciones, estéticas y éticas… perfilados por el humor, repasados pero el rotulador de la risa. O mejor El libro de las narices es un collage, elaborado a pedazos, fragmentario, heterogéneo, con cuatro partes y un apéndice unidas por el adhesivo del talento que no se toma demasiado en serio a sí mismo.
Pepe Serrano exhibe un humor surrelista, alocado, absurdo y desmesurado…. tan cercano a las greguerías de Gómez de la Serna como a la profunda creatividad del binomio fantástico de su admirado Rodari. Juega con las palabras y las ideas, juega con el relato y con los límites de lo políticamente correcto… Y bajo una capa de ironía -con su punto sarcástico por qué no decirlo- aparece la ternura y la inocencia, la mirada de un niño -de uno con un abuelo peculiar eso sí-, la sonrisa de quien aún observa el mundo -y sus narices- con asombro.
Tipos de narices, narices famosas, accesorios útiles (e inútiles) para una nariz, cosas que pueden hacerse “por narices” o “con narices” forman este caleidoscopio que necesita de varias relecturas para ser capaz de disfrutar todo lo que encierra un humor “aparentemente” blanco que encierra en su simplicidad un trabajo minucioso y una visión ácida y afilada de la realidad.
A David Guirao (a sus dibujos) se le nota lo personal de este proyecto en cada historia dibujada. Sin límites, sin pre-juicios, sin cálculos editoriales (mención aparte merecen los editores que son capaces de embarcarse en proyectos tan arriesgados como éste). Dahl, Rodari, Juan López, Ende, Sendak… El libro de las narices merece un estudio de influencias y homenajes que complete sus ya incontables virtudes, su frescura, su originalidad. David se atreve con todos los estilos, se expone, se muestra y se define en sus dibujos. Ante la fácil tentación de la “voluntad de estilo” y de la “marca de autor”… Guirao se muestra generoso y abierto. A cada historia, un estilo. A cada nariz, su color. A cada palabra, su imagen.
Los secretos, las sorpresas, los trucos, las narices por descubrir… las dejo a su disfrute.
[…] Si quieres saber másno os perdáis el post de @PepeTrivez en la página Apalabrazos. […]
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