Un catálogo de apéndices nasales, una (mini) colección de relatos clásicos “de narices”, curiosidades enciclopédicas y un folleto publicitario. Todo eso y mucho más se encierra en El libro de las narices…
Como bien dicen los editores de Nalvay… este libro no es un álbum ilustrado, pero tiene ilustraciones. No es una novela pero contiene un relato interno con una gran coherencia…
Un libro-juego, un libro informativo, un libro de cuentos (micro cuentos o pedazos de otros cuentos), un libro de cuentas (pendientes), un libro que “respira” amistad y trabajo. Un libro que deberían leer…
- Por narices. Porque sí. Porque no hacen falta razones para disfrutar del arte. Porque si hay que explicarlo -como los chistes- pierde la gracia.
- Porque es un manual de literatura infantil y juvenil. Porque las referencias a los clásicos andan escondidas, agazapadas, tan solo esperando que alguien las descubra…
- Porque es IN CLA SI FI CA BLE. Porque muy de vez en cuando -aún más de vez en cuando en nuestra literatura patria- surge un híbrido así, un mestizo, un libro sin complejos ni certificados de limpieza de sangre. Un libro que inaugura un género que -creo- termina en sí mismo, con la grandeza de lo efímero.
- Porque nos hace sonreír, reír, reírnos (de nos-otros mismos). Porque está traspasado de humor. Sin pretensiones -otra referencia, sin duda-. Sin estridencias pero sin achicarse ante nadie.
- Porque es tan dulce como el beso esquimal de la portada. Porque hace tanto frío -en esta sociedad y a veces en el panorama literario también- que es necesario frotarse las narices con quien sea para entrar en calor.
- Por Superlópez. Y porque a mí también me marcó La nariz de Moritz.