Poesía para adolescentes. Poesía. POESÍA con mayúsculas (¿escribirlo dos veces es una redundancia o un pleonasmo? ¿y tres?).
Patricia García-Rojo y Nacho Pangua han construido este libro (librito) con tanto mimo y cuidado que tengo la sensación de que para hablar de él hay que hacerlo en voz baja, casi en susurros para no romper la magia, con el silencio nervioso del que aguarda escondido tras una cortina el comienzo de una fiesta sorpresa, una fiesta de cumpleaños.
Cumpleaños número 15 es un diario, un almanaque de emociones. En mi tierra es conocido el “calendario zaragozano” como herramienta para predecir el tiempo y las cosechas. CN15 acompaña el devenir del tiempo y anticipa la cosecha de pasiones, arrebatos, ternura y rabia que brota de cada corazón adolescente… si lo regamos… con palabras.
Patricia y Nacho lanzan una mirada cariñosa a un tumulto de emociones y brotan palabras que son poemas, garabatos que son nostalgia.
Los poemas de CN15 son memoria, son testigo y son consuelo. Las palabras, reconocidas y reconocibles, son un AMIGO MAYOR que abraza al joven que llora o que ríe siempre con la misma irrefrenable intensidad.
¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira? Y él respondió: –Lo sé. Pero lo que yo siento es de verdad (Ángel González)
Los sentimientos, los amores, los desamores, el miedo, los celos, la confusión de los 15 años son tan reales que nos conforman, que nos recrean y nos transforman.
En este librito/diario encontramos la poesía cotidiana, los sentimientos arrebatados y el detalle insignificante que al mirarlo, al nombrarlo, cobra sentido. Encontramos pájaros en la cabeza, rechazo, inseguridad, cataclismos, confusión, victorias… Es repertorio y relato.
Se agradece la honestidad, la confianza, la fe en las palabras y en la literatura de este libro. Se agradece que ponga al alcance de los jóvenes poesía pensada para ellos, con ellos, desde ellos. Porque es éste un libro de poesía LIJ. Y se agradece. Que no se esconda, que no se camufle, que no trate de rebajar la poesía, ni la adolescencia. Que no haga un producto artificial, que no busque la frase efectista, que vaya más allá (y más acá) de los 140 caracteres. Y se agradece sobre todo el RESPETO. Profundo respeto, genuino, cierto, probado, legítimo, verdadero, confirmado, puro respeto (cuánto bien nos hacen los diccionarios de sinónimos). Respeto exquisito a las emociones a las vidas de los jóvenes lectores que no son lectores “menores” sino distintos, más intensos a veces, más distantes, más dispersos y más hondos, más auténticos. Se agradece el ejercicio de humildad y desnudez que regalan los versos.
Y ¿qué decir de las ilustraciones?
Pues que son otros poemas, o los mismos, o su reverso, o su extensión. Que los adornan, que los ensanchan, que los corrigen y modifican… que están tan insertos en el libro que son otras palabras, las no dichas, las silenciadas, las más sentidas tal vez: banderines, palomitas, constelaciones, gafas de buceador, anclas, chanclas, sandwichs y cerezas (¿no forma la enumeración otro poema?). Chapas, cerillas, tiritas, una polaroid rota y pegada con fixo, hojas de libreta, gomas de borrar y una lupa, velas y smartphones. Escribir tu nombre mil veces en una libreta del instituto. Dibujar corazones rotos, caricias, ruido y silencio. Y besos… besos y más besos. “¿Cómo puede haber tantos besos/diferentes?”.
Y al final… otra vez… la poesía.
La poesía que nombra, la poesía que da a luz emociones y cuentos. La palabra creadora que construye, que libera, que ensancha el universo porque llevo hacia lo hondo hacia lo oscuro. La palabra que CAMINA (que TRANSITA, mejor, porque es caminar a través…) de la intención a la palabra, de la palabra a la emoción, de la emoción a la vida.
[…] Poesía para adolescentes. Poesía con MAYÚSCULAS. Hacer llegar la palabra, la PALABRA , a los lectores más jóvenes, más recientes, más enamoradizos, más asustadizos. Podéis leer la reseña AQUÍ. […]
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