Tomas Hijo dibujó unos niños raros. Raúl Vacas les puso palabras y versos y le salieron… poemas raros.
Esta pequeña gran joya es un ejercicio de imaginación tan desbordante que las ilustraciones y las rimas se escapan por las costuras, se derraman más allá de sus páginas.
Un tautograma, versos de cabo roto, un ovillejo, esdrújulas, un romance, rimas con números, un rap en cuaderna vía, una canción de corro y comba, una canción de rifa, un soneto con eco, un limerick, un trabalenguas, una décima o espinela, pareados, una décima sin eñes, pareados con redondillas, palabras con diéresis y aleluyas, una nana y un sonetillo, pentasílabos, jitanjáforas, y abecegramas, octavillas italianas, martinete y estrambote…
Un niño alga, una niña búho, una niña cacto, un niño díscolo, una niña de espuma, un niño frío, un niño gamusino, una niña de humo, un niño inverso, una niña jirafa, un niño koala, una niña laberinto, una niña maleta, un niño sin niño, un niño con rabo de eñe, el oranguniño, un niño pingüino, un niño queso, un requeteniño, un niño sombra, un niño tren, un niña urgente, una niña de alto vuelo, el niño uve doble, el xilofoniño, la niña yunque y el niño zancudo.
Todo eso y más encontrará el niño curioso y el adulto abierto. Un libro que no te puedes perder…
- Porque es un juego y eso lo engrandece. Porque juega con las palabras y las imágenes. Porque las metáforas son dibujos y las palabras trucos de magia.
- Porque es un taller de poesía. Para aprender, para admirar, para sorprenderse y para participar. Porque se me ocurren cientos de maneras de disfrutar de la poesía pero ninguna mejor que el “más difícil todavía” que parece ser el motor de este libro.
- Porque es una colección, una retahíla, un muestrario, una exposición. Porque es difícil no encontrar un poema (o un dibujo, o un niño raro) que no nos sorprenda, nos impacte, nos divierta. Porque lo tiene todo. Y todo raro. Porque lo raro (en la poesía, en la ilustración, en los niños y en la vida) mola.
publicado en Heraldo Escolar el 10 de mayo de 2017